Oviedo, la cara oculta de la pobreza: 40.000 vecinos atrapados en la miseria mientras la ciudad mira hacia otro lado
Barrios enteros sumidos en el abandono, familias que no llegan a fin de mes y un Ayuntamiento que calla ante una crisis humanitaria en su propio suelo
Oviedo, la capital asturiana que se vende al mundo como una ciudad moderna y próspera, esconde una verdad que nadie quiere ver: 40.000 personas viven en el umbral de la pobreza, y la mitad de ellas lo hacen en condiciones de miseria extrema. La cifra es escalofriante. Es el 18% de la población, un número que debería levantar todas las alarmas, pero que parece no importar lo suficiente a quienes manejan los hilos del poder.
Barrios olvidados, vidas rotas
La Corredoria, Santullano, Ventanielles, Pumarín y La Tenderina. Cinco barrios que el Ayuntamiento parece haber borrado del mapa. Aquí, en los márgenes de la ciudad que presume de gastronomía y turismo cultural, la pobreza no es una estadística, es el día a día. Familias hacinadas en viviendas precarias, ancianos que sobreviven con pensiones irrisorias y niños que van al colegio sin haber desayunado.
El reciente estudio presentado por el PSOE en el Ayuntamiento de Oviedo no deja margen para la duda: uno de cada cinco ovetenses está en riesgo de exclusión. Pero lo más sangrante es que la pobreza no es igual para todos. Los más golpeados son los extranjeros sin papeles, los trabajadores de la economía sumergida y las mujeres que sostienen solas a sus familias, muchas de ellas atrapadas en empleos precarios de limpieza y cuidados. La desigualdad está grabada a fuego en cada esquina de estos barrios, y no es casualidad.
Los números que el Ayuntamiento no quiere ver
El estudio revela que una persona en pobreza moderada sobrevive con menos de 12.000 euros al año y que aquellos en pobreza severa no llegan a los 8.000. Hablamos de menos de 700 euros al mes para cubrir vivienda, alimentación, suministros y cualquier imprevisto. Es una condena a la desesperación. Pero mientras tanto, las administraciones locales y regionales siguen vendiendo humo y priorizando inversiones que nunca llegan a estos barrios.
La situación no es nueva. Desde 2019, el número de ovetenses en situación de vulnerabilidad ha crecido sin freno, reflejando un sistema que ha fracasado rotundamente en garantizar una vida digna para todos. ¿Dónde están los planes de rescate social? ¿Dónde están las políticas que realmente cambien la vida de esta gente?
Oviedo, espejo de una Asturias en decadencia
La miseria que asfixia a Oviedo no es un caso aislado. En toda Asturias, uno de cada cuatro habitantes está en riesgo de pobreza y exclusión social. Hablamos de 250.000 personas, una cifra de emergencia que haría tambalear a cualquier gobierno con un mínimo de sensibilidad social. Pero aquí, la pobreza se normaliza, se ignora, se maquilla bajo informes técnicos que nunca llegan a traducirse en acción.
Mientras tanto, los políticos continúan con su retórica vacía, prometiendo medidas que nunca llegan, organizando actos institucionales para sacarse la foto de turno, y dejando que la miseria siga creciendo en las entrañas de la ciudad.
¿Cuánto más se va a soportar esta vergüenza?
Oviedo se está pudriendo en su propia indiferencia. 40.000 almas claman ayuda mientras la ciudad se debate entre la hipocresía y el abandono. No es un problema de falta de recursos, sino de prioridades. Se necesita una intervención urgente, real y efectiva, un plan de rescate social que no se quede en papeles ni en promesas electorales.
La pregunta es clara: ¿hasta cuándo se va a permitir que miles de personas vivan en condiciones infrahumanas en pleno siglo XXI?