Solicitaron los papeles para casarse, días después él la apuñaló brutalmente

Solicitaron los papeles para casarse, días después él la apuñaló brutalmente


    72 años tenía el asesino, 40 ella. La mató sin piedad en una calle de Langreo.
    Asturias llora su muerte mientras el horror de la violencia machista vuelve a golpear.

El asfalto de Sama de Langreo todavía huele a sangre. En el centro del pueblo, en plena calle, Karilenia cayó bajo el filo de un cuchillo. Su pareja, Francisco F., de 72 años, la apuñaló sin titubeos. No hubo gritos de auxilio, no hubo tiempo para correr. La vida de esta mujer de 40 años, madre de tres hijos, se apagó en segundos en el primer asesinato machista del año en Asturias.

El crimen es tan atroz como desconcertante. Días antes de matarla, Francisco había solicitado los papeles para casarse con ella. Una burocracia que quedó en nada cuando la mató a cuchilladas en plena calle.

"¿Cómo se puede estar en el ayuntamiento pidiendo los papeles para casarte y al mes coger un cuchillo y matarla?", se preguntaba el alcalde de Langreo, Roberto García, con la voz temblorosa en un acto de repulsa. No hay respuesta. Solo dolor. Solo rabia.

Un pueblo que llora, un país que se indigna

    Francisco F. fue detenido tras el asesinato. Se negó a declarar y ya está en prisión.
    Asturias entera se echó a la calle para gritar el nombre de Karilenia.
    Los discursos negacionistas quedaron en evidencia ante la crudeza del asesinato.

Las concentraciones en Sama de Langreo, Oviedo, Gijón y otras ciudades de Asturias han sido multitudinarias. Un grito colectivo de indignación. "No podemos acostumbrarnos a esto", decían carteles y pancartas. Pero la realidad golpea como un mazazo: Karilenia es una más en la interminable lista de mujeres asesinadas.

Desde el Gobierno de Asturias, Adrián Barbón fue tajante: "Esto es un asesinato machista. No se puede blanquear, no se puede relativizar." La delegada del Gobierno, Adriana Lastra, también lanzó un mensaje directo: "El negacionismo de la violencia de género mata. No hay medias tintas."

Mientras tanto, en un pueblo pequeño de las cuencas mineras, tres hijos han quedado huérfanos, una familia ha sido destrozada y un pueblo se ha teñido de negro.

El silencio de los que no quieren ver

    "Cuando todos son culpables, nadie lo es". Así de claro lo dejó Adriana Lastra.
    Alfredo Canteli, alcalde de Oviedo (PP), tuvo que rectificar sus declaraciones relativizando el crimen.
    El debate sobre la violencia de género vuelve a la arena política con fuerza.

Canteli, alcalde de Oviedo, se metió en un lodazal. Sugirió que también debería haber minutos de silencio por los hombres asesinados. En plena indignación nacional, tuvo que recular. "Me expresé mal", dijo después, pero ya era tarde. La indignación había estallado.

El asesinato de Karilenia no es un caso aislado. No es una estadística más. Es el reflejo de un sistema que sigue fallando. Francisco F. no tenía denuncias previas, no había antecedentes de violencia, nada que hiciera sospechar que acabaría hundiendo un cuchillo en el pecho de la mujer con la que iba a casarse.

Karilenia no es un número. Karilenia tenía una vida.

El eco de su nombre sigue retumbando en Asturias. Su muerte es una cicatriz más en un país que sigue viendo cómo sus mujeres mueren a manos de quienes dicen amarlas.

Karilenia no se casará. No verá crecer a sus hijos. No tendrá justicia, por mucho que el asesino duerma entre rejas. Asturias la llora. España la llora. Pero las lágrimas no bastan.

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