El proyecto definirá la mejor tipología para la prolongación del dique y garantizará la seguridad de la infraestructura y la navegabilidad en el canal de acceso
El Puerto de Avilés sigue avanzando en la Fase II y última de la prolongación del Dique de Abrigo de San Juan, una infraestructura clave para mejorar las condiciones marítimas de la zona. La Autoridad Portuaria ha completado recientemente la campaña geotécnica del proyecto, un paso fundamental para evaluar la resistencia del fondo marino sobre el que se apoyará la futura ampliación.
Los trabajos han incluido un sondeo a 25 metros de profundidad en el extremo del dique actual para analizar la estabilidad del terreno y garantizar que la nueva estructura podrá sostenerse sin generar hundimientos o desplazamientos indeseados. Además, se ha llevado a cabo un reconocimiento geofísico mediante “sísmica de reflexión” y tres ensayos específicos para evaluar la resistencia del suelo.
Un dique a medida: el estudio de alternativas
Más allá del análisis del terreno, el proyecto se encuentra en una fase clave de evaluación de alternativas para determinar cuál es la tipología óptima para la prolongación del dique. Según ha explicado Olga Sánchez Luzón, jefa de Infraestructuras de la Autoridad Portuaria de Avilés, se están analizando diferentes combinaciones en tres aspectos esenciales:
- Longitud: Se comparan dos opciones de extensión del dique.
- Traza: Se estudia si la prolongación debe ser rectilínea o curva.
- Cota de coronación: Se analiza si es más conveniente que el dique sea emergido (como el actual) o sumergido.
En total, se han identificado ocho posibles configuraciones que serán sometidas a avanzados modelos numéricos de propagación del oleaje, transporte de sedimentos y maniobra de entrada de buques. La tipología que garantice una mayor protección sin afectar la operatividad del puerto será la elegida.
Un proyecto de gran impacto para la navegación y la protección costera
El objetivo principal de la prolongación del Dique de San Juan es mejorar la seguridad y eficiencia en la entrada y salida de buques al Puerto de Avilés. Para ello, el estudio también evaluará cómo la nueva estructura afectará a la navegabilidad y al equilibrio sedimentario en la zona.
Entre los análisis en curso se incluyen modelos numéricos de agitación marítima, transporte de sedimentos y comportamiento del mar de fondo. Estos estudios son esenciales para asegurar que la ampliación del dique no solo mantenga, sino que incluso mejore las condiciones actuales del canal de acceso.
El proyecto, adjudicado a la UTE Marciglob-Viacivilis por un importe de 274.062 euros (IVA incluido), tiene un plazo de ejecución de seis meses y concluirá en primavera.
Una infraestructura con antecedentes sólidos
La ampliación del Dique de San Juan es una continuación de la Fase I, construida en 2001, que supuso la creación de un dique en talud de 383 metros. Esta infraestructura ha permitido reducir significativamente el volumen de dragado necesario en el canal de acceso al puerto, aunque los trabajos de mantenimiento siguen siendo imprescindibles.
Estudios previos, como el realizado en 2005 sobre alternativas de prolongación o los análisis de la dinámica sedimentaria encargados al CEDEX y al Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria, han demostrado que la zona funciona como un “sistema abierto”. Estos informes también han confirmado que los sedimentos que afectan al canal de entrada provienen, en su mayoría, del río Nalón.
Más que una ampliación: una apuesta por la innovación y la sostenibilidad
Además de definir la estructura y ejecución de la obra, el proyecto contempla el balizamiento necesario para garantizar la correcta señalización de la nueva infraestructura y el cumplimiento de toda la normativa técnica y medioambiental aplicable.
Con este avance, el Puerto de Avilés no solo refuerza su competitividad y seguridad, sino que también apuesta por una planificación basada en el conocimiento técnico y la simulación avanzada, asegurando que la infraestructura final sea la más eficiente y sostenible posible.