Emiliano B. R., un panameño de 43 años, fue acribillado a tiros tras meses de amenazas por el robo de un alijo de cocaína. Huyó de Asturias, pero su regreso fue su sentencia de muerte.
El eco de los disparos aún resuena en Lugo de Llanera. Emiliano B. R., de 43 años, caía abatido en plena madrugada del domingo en una emboscada mortal. Un grupo de dominicanos asentados en Siero lo tenía sentenciado: su muerte estaba escrita desde que desaparecieron quince paquetes de cocaína y él fue señalado como el responsable.
Desde entonces, el pánico se apoderó de Emiliano. Sabía que lo iban a matar. Su historial en la noche asturiana lo hacía un rostro conocido: había trabajado como portero en discotecas y clubes, codeándose con personajes del hampa. Pero en este juego no hay segundas oportunidades.
Huida y caza mortal
Cuando las amenazas se hicieron insoportables, Emiliano desapareció de Asturias. Se refugió en La Línea de la Concepción (Cádiz), un territorio que conoce bien el narcotráfico y donde intentó pasar desapercibido. Pero el pasado no se deja atrás tan fácilmente.
La semana pasada, el destino lo obligó a volver. Su hijo tenía un juicio de tráfico y él era testigo. Pensó que una breve estancia en Asturias no lo pondría en peligro. Grave error.
Los sicarios estaban al acecho. Lo sabían todo: su regreso, sus movimientos, su rutina. La trampa se cerró la noche del sábado. Lo esperaron en la carretera AS-374, en Lugo de Llanera. No hubo advertencias. Solo disparos. Múltiples impactos de bala lo dejaron sin vida en el asfalto.
Venganza cumplida
Las autoridades lo tienen claro: ajuste de cuentas por drogas. La delegada del Gobierno en Asturias, Adriana Lastra, confirmó la motivación del crimen y aseguró que la investigación avanza con determinación.
Mientras tanto, el miedo crece en los bajos fondos asturianos. Emiliano cayó, pero la red sigue activa. Su muerte es solo un capítulo más en una guerra silenciosa que se libra en las sombras, donde una traición se paga con sangre y el silencio es la única garantía de supervivencia.