El suceso ha generado una ola de repulsa entre autoridades, ecologistas y ciudadanos, mientras se investiga este grave delito ambiental.
El tranquilo Parque Natural de Ponga amaneció ayer con una escena que ha dejado atónitos a vecinos y visitantes: los cadáveres de dos lobos colgaban de un cartel informativo en la ruta del Arcenorio. Este acto, calificado de “salvajismo” por colectivos ecologistas, ha desatado una tormenta de reacciones que pone de nuevo en el punto de mira la controvertida gestión del lobo en Asturias.
Un crimen contra el medio ambiente
El Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil y agentes del Medio Natural del Principado han iniciado una investigación para identificar a los responsables de este delito ambiental. De ser hallados culpables, los autores podrían enfrentarse a sanciones de hasta dos millones de euros o incluso dos años de prisión. Los cuerpos de los animales han sido trasladados al centro de Sobrescobio, donde se les practicará la necropsia para esclarecer las circunstancias de su muerte.
Marcos Da Rocha, director general de Planificación Agraria del Principado, condenó enérgicamente el suceso y aseguró que se pondrá en conocimiento de la Fiscalía. “Este tipo de acciones son inaceptables y contarán con toda la colaboración institucional para esclarecer lo sucedido”, afirmó.
La polémica persiste en Ponga
Marta Alonso, alcaldesa del concejo, también mostró su rechazo absoluto a lo ocurrido, calificándolo de “vergonzoso” y asegurando que “Ponga no es así”. Alonso recordó que, aunque el Ayuntamiento ha sido crítico con la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre), este tipo de actos son “barbaridades” que dañan la imagen del municipio.
“Es lamentable que Ponga vuelva a aparecer en los medios por estas acciones. La política debe centrarse en el diálogo, no en actos tan condenables como este”, subrayó la regidora. Este suceso no es un hecho aislado: hace dos años, en plena visita del presidente del Principado, Adrián Barbón, aparecieron cabezas de lobos decapitados frente al Ayuntamiento de Ponga.
Voces de alarma entre los ecologistas
Desde las organizaciones ecologistas, la indignación ha sido rotunda. Ignacio Martínez, portavoz de la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (Ascel), afirmó que “la complacencia y tibieza del Principado al abordar la protección del lobo han fomentado un clima de impunidad”. Martínez cuestionó si algún día se verá a los culpables de estos actos enfrentarse a la justicia.
Por su parte, Fructuoso Pontigo, de la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies, calificó el hecho como un “acto reiterado de salvajismo” que refleja una falta de acción efectiva por parte de las autoridades. “Esto daña la imagen de Asturias como Paraíso Natural y demuestra que no vamos en la dirección correcta”, sentenció.
Una problemática sin resolver
El conflicto en torno al lobo en Asturias sigue escalando. La inclusión del lobo en el Lespre, que prohíbe su caza en toda España, ha sido rechazada por sectores ganaderos que denuncian los daños a su ganado, mientras los ecologistas defienden la necesidad de preservar a este depredador clave para el equilibrio del ecosistema.
Este último suceso no solo pone en evidencia las tensiones entre los diferentes actores implicados, sino que subraya la necesidad de soluciones efectivas que frenen actos de violencia y garanticen una convivencia armónica entre la fauna salvaje y las comunidades locales.
El reto de conservar el "Paraíso Natural"
Asturias, conocida por su biodiversidad y paisajes, enfrenta el desafío de proteger su riqueza natural mientras responde a las preocupaciones de los sectores afectados. Este incidente en Ponga, que ha causado indignación y vergüenza a partes iguales, refuerza la necesidad de un debate más profundo y constructivo sobre el futuro del lobo y el modelo de gestión sostenible en la región.