La paciencia de los vecinos del barrio de La Arena, en Gijón, se agota. Dos años de okupación en el número 19 de la calle Aguado han convertido este edificio en un foco constante de conflictos, con peleas, ruidos, basura y una presencia policial casi semanal que ha alterado por completo la vida del vecindario.

El último incidente tuvo lugar la mañana del viernes, cuando varias patrullas de la Policía Nacional se personaron en el inmueble para mediar en una trifulca entre los miembros de una pareja que reside en el edificio. “Estamos hartos; llevamos casi dos años sufriendo continuas molestias y nadie hace nada”, lamenta un vecino que asegura que las intervenciones policiales son continuas y que el movimiento dentro del edificio es constante: “Algunos okupas solo están unos días; otros llevan aquí desde el principio”.

Una okupación que no cesa

La situación comenzó en 2022, cuando se okupó el primer piso del edificio, propiedad de varios herederos que habían planeado venderlo para construir nuevas viviendas. Sin embargo, la entrada de okupas frustró estos planes, y el resto de las viviendas fueron progresivamente ocupadas. Según los vecinos, el edificio, que también incluye un bajo comercial con una sidrería, se ha convertido en un lugar insalubre. El patio interior, compartido con otros inmuebles de la calle Emilio Tuya, está lleno de basura y excrementos. “Cuando hace calor, es insoportable asomarse a las ventanas”, aseguran.

El barrio clama por soluciones

La Asociación de Vecinos de La Arena ha denunciado en repetidas ocasiones esta situación. María José Cuervo, presidenta del colectivo, declara: “Los vecinos están muy preocupados por las molestias, pero también por la seguridad. Tememos que esto acabe en una desgracia. Parece que hasta que no pase algo gordo no se va a hacer nada”.

Este caso recuerda al del edificio okupado de la plaza de José González "El Presi", en el barrio de El Carmen, donde durante seis años los residentes soportaron peleas, venta de drogas e incluso la aparición de dos cadáveres. Tras años de lucha vecinal, la justicia ordenó finalmente el desalojo en 2023, devolviendo la tranquilidad al barrio.

Un problema que exige respuestas

La okupación en Gijón no es un fenómeno aislado. Aunque existen herramientas legales para desahuciar inmuebles ocupados, los procesos son lentos y burocráticos, dejando a los vecinos atrapados en situaciones de inseguridad y caos.

“Esto no es vida. Queremos recuperar nuestra calle, nuestro barrio, sin miedo, sin peleas y sin ruidos”, concluye un residente de Aguado, 19. Mientras tanto, el edificio sigue siendo un símbolo de la inacción, y los vecinos esperan que su voz sea escuchada antes de que ocurra una tragedia.