En el segundo día del juicio contra Francisco Álvarez-Cascos, Carmen Moriyón, actual presidenta de Foro Asturias y alcaldesa de Gijón, presentó un testimonio contundente que sacó a la luz los mecanismos internos del partido y la presunta gestión irregular del exlíder. En su declaración, Moriyón aseguró que "todo en Foro pasaba por él", evidenciando un control absoluto por parte de Cascos, tanto en las decisiones políticas como en las económicas.
Un control absoluto sobre el partido
Moriyón detalló ante la Audiencia Provincial de Oviedo cómo, durante los años en los que Cascos lideró Foro Asturias, las decisiones se tomaban de manera unilateral. "No había debate en las comisiones directivas. Los presupuestos se aprobaban sin especificaciones y nadie se atrevía a cuestionar", afirmó. La actual presidenta describió un entorno donde la obediencia era la norma para evitar conflictos internos: "Había una cultura de acatar, de no generar follones".
Según Moriyón, las cuentas del partido estaban en manos exclusivas de Cascos, quien pasaba al partido sus gastos personales sin supervisión ni control. "Se podía seguir su vida de la mañana a la noche a través de los tiques que entregaba: comidas, hoteles, viajes, compras personales… Todo lo cargaba al partido", relató.
Gastos personales disfrazados de institucionales
Entre los ejemplos más llamativos, Moriyón destacó que Cascos cargó al partido gastos como el alquiler de una supuesta sede en Madrid, propiedad de una empresa vinculada a su exesposa, María Porto. También mencionó desplazamientos frecuentes a Madrid para estar con sus hijos, que figuraban como gastos oficiales. "No concibo un presidente autonómico que se traslade dos veces por semana a Madrid y cargue esos viajes al partido", señaló.
La deuda acumulada durante la gestión de Cascos, que ascendía a 350.000 euros tras su salida en 2019, llevó al partido al borde del colapso financiero. "Nos encontramos con unas cuentas que no reflejaban la realidad. Fue un shock descubrir todo lo que había pasado sin conocimiento del resto de dirigentes", explicó Moriyón.
El argumento de la defensa: trabajo incansable y acuerdos verbales
Por su parte, Álvarez-Cascos, que enfrenta una acusación por apropiación indebida de 181.648 euros, negó las acusaciones y defendió que sus gastos estaban justificados. Alegó que su dedicación al partido era "full time", sin vacaciones, y que sus movimientos y gastos estaban alineados con sus responsabilidades. "No vine a Asturias a lucrarme, sino a servir", declaró.
El exlíder aseguró que los gastos fueron acordados verbalmente con los fundadores de Foro y que siempre estuvieron sujetos a fiscalización. Además, afirmó que la contabilidad del partido seguía el mismo modelo que utilizó durante su etapa como ministro de Fomento.
Testimonios que complican la situación de Cascos
Enrique Lanza, vicesecretario de organización de Foro, respaldó la versión de Moriyón al declarar que Cascos controlaba todas las decisiones económicas y políticas del partido. "Nada se hacía sin su visto bueno", afirmó. Lanza negó la existencia de una sede operativa en Madrid y calificó de inusual el manejo financiero del partido durante la presidencia de Cascos.
Además, Lanza refutó la versión de Cascos sobre su supuesta dedicación total al partido. "Claro que descansaba y tomaba vacaciones como todo el mundo. Eso de trabajar 24/7 es un mito", respondió tajantemente a preguntas de la defensa.
Un juicio que pone en jaque el futuro político de Foro
El proceso judicial contra Francisco Álvarez-Cascos está dejando al descubierto tensiones internas y problemas estructurales dentro de Foro Asturias. La falta de controles financieros y las denuncias de abuso de poder han generado un intenso debate sobre la transparencia en las organizaciones políticas.
El juicio, que continuará en los próximos días, podría marcar un antes y un después en la trayectoria política de Álvarez-Cascos, uno de los personajes más influyentes de la política asturiana. La resolución del caso también determinará el futuro de Foro Asturias, que lucha por reconstruir su credibilidad tras los escándalos de los últimos años.