La parroquia de Castiello y otras zonas rurales de Gijón enfrentan una nueva ola de asaltos a viviendas, con bandas itinerantes aprovechando las festividades navideñas para actuar con rapidez y precisión.
La tranquilidad de las zonas rurales de Gijón, especialmente en la parroquia de Castiello, se ha visto gravemente alterada en las últimas semanas debido a una preocupante oleada de robos en viviendas. Durante las fiestas navideñas, al menos diez casas fueron asaltadas, siguiendo un patrón cuidadosamente planificado que ha puesto en jaque a los vecinos y generado una ola de indignación y miedo.
Un modus operandi bien calculado
Las fuerzas de seguridad atribuyen estos delitos a bandas itinerantes especializadas, probablemente de origen extranjero, que operan de manera organizada. Estas bandas se desplazan entre comunidades autónomas, seleccionando zonas con fácil acceso a vías rápidas, como la autovía del Cantábrico, para huir rápidamente tras los asaltos.
Los robos se concentran al anochecer, cuando los delincuentes vigilan previamente las viviendas para asegurarse de que están desocupadas. Acceden a través de ventanas o puertas traseras, forzándolas con herramientas especializadas, y buscan principalmente dinero en efectivo y joyas, bienes fáciles de transportar y vender. En algunos casos, los propietarios descubrieron el asalto horas después, al encontrar sus hogares completamente revueltos.
Zonas más afectadas y la estrategia de huida
La parroquia de Castiello ha sido especialmente vulnerable, pero no es el único punto caliente. Deva, Cabueñes y Somió también han registrado robos similares en los últimos meses, en un fenómeno que parece extenderse por toda la zona rural de Gijón.
La proximidad de estas áreas a accesos rápidos a la autovía del Cantábrico facilita la huida de los delincuentes, que actúan con precisión quirúrgica. Según fuentes de investigación, se trata de grupos que permanecen en una región durante varias semanas antes de trasladarse a su próximo objetivo, dejando un rastro de miedo e indignación.
Frustración vecinal ante la falta de medidas
Los vecinos afectados han expresado su preocupación y su sensación de vulnerabilidad. "No nos atrevemos a dejar la casa sola", comentan, señalando que las cámaras de vigilancia prometidas por el Ayuntamiento aún no se han instalado. Estas cámaras, según los residentes, podrían actuar como un elemento disuasorio, al menos para dificultar el acceso de los delincuentes a las zonas más aisladas.
Una tendencia que se extiende por España
El fenómeno no es exclusivo de Asturias. Según datos nacionales, las zonas rurales están siendo objeto de un aumento de robos organizados, especialmente en períodos festivos. En localidades de otras comunidades, como Valencia y Cataluña, también se han reportado asaltos similares. Las bandas itinerantes suelen enviar los bienes robados, como joyas y objetos de valor, fuera del país mediante paquetería postal o envíos con miembros de las organizaciones que viajan a sus países de origen.
Recomendaciones de seguridad
Las autoridades han emitido una serie de recomendaciones para minimizar el riesgo de robos:
- Instalar alarmas y cámaras de vigilancia: aunque no son una solución definitiva, pueden actuar como disuasión.
- Coordinarse con los vecinos: compartir información sobre movimientos sospechosos en la zona.
- Evitar señales de ausencia: no dejar luces apagadas o buzones llenos, ya que son indicativos de viviendas vacías.
- Denunciar cualquier actividad sospechosa: mantener una comunicación fluida con las fuerzas de seguridad.
El desafío de recuperar la tranquilidad
La situación actual pone de manifiesto la necesidad de reforzar las medidas de seguridad en las zonas rurales de Gijón y de Asturias en general. Mientras los vecinos esperan que las promesas municipales se traduzcan en acciones concretas, las fuerzas de seguridad trabajan para desarticular las bandas responsables de estos asaltos y devolver la tranquilidad a unas comunidades que se sienten cada vez más expuestas.
El reto es claro: proteger el derecho a la seguridad de los ciudadanos sin renunciar al carácter abierto y tranquilo que caracteriza a las parroquias rurales asturianas.