En el corazón del barrio ovetense de La Corredoria, donde la vida cotidiana se desenvuelve entre bares y bloques de viviendas, se ha escrito un capítulo trágico que aún estremece a la comunidad. Leónidas Laborde Escobar, conocido como el "Viejo Leo", fue hallado muerto en su domicilio, víctima de una puñalada en el corazón que ha desatado un enigma tan oscuro como desconcertante. Frente a este suceso, todas las miradas apuntan a Óscar R., apodado "Oscarín", un hombre de 56 años con discapacidad reconocida del 65% y diagnosticado con esquizofrenia indiferenciada. Durante los últimos años, Oscarín y Leónidas compartían algo más que un techo: una relación marcada por la dependencia, la rutina y, según algunos, tensiones ocultas.
El escenario: sangre invisible y un cuchillo en el cajón
Los investigadores describen un escenario atípico que complica la reconstrucción de los hechos. A pesar de la gravedad de la herida, no había sangre en la escena del crimen. La explicación radica en un taponamiento cardíaco que evitó un sangrado externo. Sin embargo, un detalle escalofriante desconcierta a los expertos: la ropa de Leónidas no presentaba perforaciones. Las hipótesis oscilan entre que el "Viejo Leo" estaba sin camiseta en el momento del ataque o que alguien vistió el cuerpo después del fatal apuñalamiento. El cuchillo encontrado en un cajón de la cocina, con sangre y de un tamaño compatible con la herida, se perfila como la clave en esta macabra historia.
El desencuentro en el bar: tragaperras, reproches y un desenlace fatal
El jueves previo al hallazgo del cuerpo, los testigos sitúan a Leónidas y a Oscarín en un pub de la calle Fuente la Braña. Leónidas, fiel a su hábito, jugaba a las máquinas tragaperras mientras Oscarín, sentado al otro lado de la barra, lo miraba con frustración. "Solo juegas a las máquinas y no me das de comer", reprochó en voz alta antes de insistir en que volvieran a casa. Las cámaras del local captaron a Leónidas saliendo alrededor de las 18:15 horas, tambaleándose. Oscarín le siguió siete minutos después, negando con la cabeza, un gesto que parece ahora cargado de simbolismo.
La relación: rutina o tensión encubierta
Desde 2018, Leónidas había asumido el cuidado de Oscarín, administrando su pensión de 450 euros y proporcionándole una asignación diaria para gastos. Para muchos, su relación era funcional y sin conflictos aparentes, pero otros señalan que Oscarín había perdido peso en los últimos meses y que Leónidas había pedido dinero prestado a un familiar del acusado.
La última cena y el gran silencio
En las pocas declaraciones que ha ofrecido, Oscarín afirma que cenaron juntos a las 21:00 horas y que, tras despedirse, se retiró a su habitación. A las nueve de la mañana siguiente, asegura, encontró el cuerpo sin vida de Leónidas boca abajo. Pero esta versión está rodeada de lagunas y contradicciones que las pruebas forenses intentan resolver.
Una comunidad conmocionada y una familia que clama justicia
Mientras el barrio intenta procesar lo sucedido, la familia de Leónidas exige respuestas. "Queremos justicia para el 'Viejo Leo'", claman sus allegados, desconcertados ante un crimen que carece de precedentes en su relación con Oscarín.
La Policía sigue analizando pruebas, incluidas las conversaciones en los móviles del acusado y la víctima, para arrojar luz sobre lo que ocurrió en el piso de La Corredoria aquella noche fatídica. De momento, el único acusado permanece en prisión provisional, acusado de homicidio, con la sospecha de que podría ocultar pruebas si estuviera en libertad.
El misterio continúa
Lo ocurrido en La Corredoria no es solo un caso policial: es un rompecabezas humano que combina la tragedia, la dependencia y las emociones al límite. Hasta que se esclarezca, queda una herida abierta en el barrio, que observa con incertidumbre cómo se desenreda esta historia de misterio, reproches y una convivencia rota.