Una joven de 26 años ha sido detenida por la Policía Nacional tras crear un sofisticado engaño en redes sociales utilizando inteligencia artificial para modificar su imagen. Desde un pequeño piso en condiciones precarias, sedujo a más de 1.000 hombres y extorsionó a al menos 311 víctimas, logrando 16.300 euros en apenas ocho meses. La operación, bautizada como “Curvas”, revela cómo una simple combinación de aplicaciones y tecnología puede convertir una fachada en una trampa digital devastadora.
La trampa: lo que ves y lo que realmente es
Todo comienza con una simple solicitud de amistad. La foto de perfil mostraba a una joven exuberante, con un rostro atractivo y un cuerpo moldeado al milímetro. Pero la realidad era bien distinta. La autora del engaño, una mujer de 26 años, madre de un niño de cuatro, vivía en un pequeño piso repleto de basura, sin ordenador, ni equipos sofisticados: solo un móvil, un aro de luz y aplicaciones que utilizan inteligencia artificial (IA).
Gracias a estas herramientas, logró crear una identidad ficticia que parecía salida de un catálogo de modelos. Retocando fotografías y videos, transformó su aspecto real y construyó la ilusión perfecta con la que cautivó a más de 1.000 hombres en redes sociales.
El modus operandi: del flirteo al chantaje
La investigación, dirigida por la Sección de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional, identificó dos fases clave en el engaño:
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Primero la seducción: La mujer iniciaba conversaciones con hombres a través de redes sociales. Sus perfiles, muy activos, acumulaban más de 13.000 seguidores, en su mayoría masculinos. La interacción comenzaba de forma ligera y se tornaba rápidamente subida de tono, con intercambio de fotografías y videos íntimos. La mujer utilizaba contenido retocado con IA para potenciar la ilusión.
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El chantaje: Una vez ganada la confianza de la víctima, la mujer pedía fotos o videos íntimos a cambio. Cuando los conseguía, mostraba su verdadera intención: amenazaba con difundir el material entre los contactos de la víctima si no realizaban un pago. Aquí entraba en juego su segunda artimaña: la creación de grupos en redes sociales con los contactos de las víctimas. Con la amenaza de exponerlos públicamente, muchos cayeron en el chantaje.
Resultados: 16.300 euros en 8 meses y el silencio de las víctimas
El caso revela no solo la astucia de la detenida, sino también el silencio de las víctimas. Aunque se calcula que al menos 311 hombres fueron extorsionados, apenas cuatro denunciaron. La vergüenza y el miedo al juicio social llevaron a muchos a optar por el silencio.
La mujer logró reunir 16.300 euros en transferencias, con conceptos tan explícitos como “envío por acuerdo de parar amenaza” o “borra, por favor”. Uno de los hombres llegó a ser estafado en dos ocasiones, después de pagar para quedar con la supuesta “escort” en un hotel, donde nunca apareció.
La operación ‘Curvas’: una trama sin organización criminal
La operación policial, que arrancó tras las denuncias presentadas en Málaga, sorprendió a los agentes por un hecho inesperado: detrás de la trama no había una red organizada ni grandes recursos tecnológicos. La mujer actuaba sola, con un móvil y unas aplicaciones de retoque disponibles para cualquier usuario.
Durante el registro de su vivienda, los agentes encontraron un escenario sórdido: un espacio caótico y lleno de basura donde destacaba el aro de luz que utilizaba para grabarse y fotografiarse.
La vulnerabilidad tecnológica: un caso que alerta a la sociedad
El caso de la operación ‘Curvas’ evidencia una realidad preocupante: el uso de inteligencia artificial y tecnologías accesibles en manos equivocadas puede convertirse en una herramienta de engaño y extorsión masiva. Lo que antes parecía terreno exclusivo de redes criminales organizadas, hoy está al alcance de cualquier persona con un teléfono móvil.
Expertos en ciberdelincuencia advierten de la necesidad de proteger la privacidad en redes sociales y evitar compartir material íntimo, por inocente que parezca.
Un engaño simple con grandes consecuencias
El caso de la joven detenida ha destapado una realidad incómoda y plantea cuestiones sobre la vulnerabilidad digital en una sociedad cada vez más conectada. La operación ‘Curvas’ no solo desmonta un sofisticado engaño, sino que también obliga a reflexionar sobre la confianza y la apariencia en el mundo virtual.
Como advirtieron las autoridades: “Internet no es lo que parece. Lo que ves, lo que quieres ver, y la realidad son cosas muy distintas”.