En el corazón de la Ciudad de México, el Centro Asturiano se alza como un faro de cultura, tradición y comunidad, pero detrás de esta institución centenaria hay un hombre que personifica su espíritu: Manuel Arias Díaz. A sus 90 años, este tevergano no solo sigue liderando la asociación más emblemática de los asturianos en el extranjero, sino que lo hace con una visión de renovación y orgullo. Este es el relato de cómo un emigrante asturiano llegó a ser una figura central en la preservación de las raíces asturianas en México y de cómo el Centro Asturiano de México se ha convertido en un modelo de identidad y modernidad.
El Inicio de un legado
Fundado en 1918, el Centro Asturiano de México nació como un punto de encuentro para los emigrantes asturianos que buscaban preservar su cultura en una tierra lejana. En sus comienzos, la asociación giraba en torno a un equipo de fútbol, el Club Asturias, que llegó a ser uno de los equipos más destacados de México en los años 30. Pero el Centro no se quedó en los terrenos de juego; con los años, creció hasta convertirse en una institución que alberga más de 25,000 socios, con propiedades en Tlalpan, Cuautla y una impresionante casona en Puebla, hoy cedida a una universidad.
En un país que recibió a miles de refugiados tras la Guerra Civil española, el Centro Asturiano desempeñó un papel crucial como núcleo cultural, social y educativo. Durante más de un siglo, ha sido el guardián de las tradiciones asturianas, desde la gastronomía hasta las festividades, pero también un espacio que promueve la integración y el progreso.
Manuel Arias Díaz: El líder que conecta generaciones
Manuel Arias llegó a México en 1959, siguiendo el camino de muchos asturianos que buscaban un futuro mejor tras la difícil posguerra en España. Planeaba emigrar a Australia, pero un familiar lo convenció de probar suerte en tierras mexicanas. A lo largo de más de seis décadas, Manuel no solo construyó una vida en México, sino que se convirtió en un líder de la comunidad asturiana.
Arias asumió la presidencia del Centro Asturiano de México en un momento de transición y desafíos, y bajo su liderazgo se han implementado reformas significativas. Su estilo de dirección, marcado por la dedicación y una visión clara, lo ha llevado a ser uno de los presidentes más longevos y reconocidos en la historia del Centro. A sus 90 años, Manuel sigue siendo el motor detrás de proyectos que combinan tradición con innovación.
Bajo su mandato, el Centro ha modernizado sus instalaciones, implementando medidas de sostenibilidad como paneles solares y depuradoras de agua, y ha renovado su enfoque en la preservación cultural. “Aquí, todos somos asturianos primero”, dice con orgullo, resaltando la importancia de mantener vivas las tradiciones sin importar los desafíos.
Un espacio para todos
El Centro Asturiano de México no es solo un lugar para los asturianos; es un puente cultural que conecta a comunidades españolas y mexicanas. Con eventos que celebran la gastronomía, la música y las tradiciones asturianas, el Centro ha logrado atraer a amigos de otras regiones de España y México. Las festividades como el Día de Asturias reúnen a miles de personas en un ambiente que celebra la riqueza cultural de Asturias en tierras mexicanas.
Además, la institución se ha adaptado a los cambios demográficos. Aunque la migración asturiana a México ha disminuido, el Centro sigue siendo relevante para las nuevas generaciones, ofreciendo actividades culturales, educativas y sociales que fortalecen los lazos con sus raíces.
Retos y futuro
Manuel Arias es consciente de los retos que enfrenta el Centro. La disminución de socios asturianos originales y el envejecimiento de la comunidad son desafíos importantes, pero su enfoque está en innovar sin perder la esencia. “Si nos detenemos, corremos el riesgo de desaparecer”, afirma con determinación. Por eso, su equipo de 27 directivos trabaja ad honorem para mantener al Centro Asturiano como un referente de identidad y modernidad.
Entre sus planes futuros están la ampliación de actividades culturales, la modernización continua de las instalaciones y el fortalecimiento de la gastronomía asturiana como un atractivo para la comunidad local.
El orgullo de ser asturiano
El Centro Asturiano de México no es solo un edificio o una asociación; es un símbolo de resistencia, adaptabilidad y orgullo. Para Manuel Arias, es un legado que debe ser preservado y proyectado hacia el futuro. Su liderazgo ha demostrado que, con pasión y visión, es posible mantener viva una herencia cultural en un mundo en constante cambio.
Mientras el Centro se prepara para su próximo siglo, los asturianos en México y más allá pueden estar seguros de que su historia, sus tradiciones y su espíritu están en buenas manos. Como dice Manuel: “Asturias es el corazón del Centro Asturiano, y el Centro es el corazón de los asturianos en México”.