¿Qué es eso de la Cultura Sidrera? Descubre el ritual que une a Asturias

¿Qué es eso de la Cultura Sidrera Descubre el ritual que une a Asturias

Cuando llegas a Asturias, lo primero que te envuelve es el aroma a verde: montañas, prados y manzanos. Esos árboles cargados de fruto son mucho más que un paisaje pintoresco; son las raíces de una tradición que no solo ha sobrevivido al tiempo, sino que ahora ha conquistado el reconocimiento mundial. La cultura sidrera asturiana, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, no es una moda ni un capricho: es un modo de vida, un símbolo de identidad y un puente que conecta a las generaciones. Pero, ¿cómo explicar en qué consiste esta magia? Te lo contamos.

La sidra: Un ritual cotidiano

En Asturias, la sidra no es simplemente una bebida; es el hilo conductor de las reuniones familiares, las charlas entre amigos y las celebraciones más importantes. Su presencia es tan natural como el aire que se respira. En las sidrerías, llamadas "chigres", el ambiente está lleno de vida: mesas largas, risas y el sonido característico del líquido golpeando el vaso al ser escanciado.

Escanciar no es solo servir, es un arte. La botella se eleva al máximo posible con una mano, mientras el vaso, sostenido en la otra, recibe la sidra con precisión. Ese golpe, al que llaman "espalmar", despierta los sabores y aromas ocultos. Solo se sirve un culín —una pequeña cantidad— para disfrutarlo fresco. Es una experiencia sensorial que solo quien lo vive entiende: la espuma chispeante, el frío del vidrio, el sabor ácido y refrescante que acaricia el paladar.

Espichas y romerías: La fiesta en cada barrica

Si alguna vez te invitan a una espicha, acéptalo sin dudar. Una espicha es mucho más que una fiesta; es un ritual comunitario. Se celebra en los llagares, los lugares donde se elabora la sidra, y consiste en probar la bebida directamente de los toneles. Pero no se trata solo de beber: la sidra va acompañada de tortilla de patata, chorizo a la sidra, quesos asturianos y otras delicias.

En estas reuniones no faltan la música tradicional ni los brindis compartidos. Es un recordatorio de que la sidra no es solo un producto, sino un medio para unir a las personas. Durante las espichas y las numerosas romerías que se celebran a lo largo del año, el mundo se detiene: no hay problemas ni prisas, solo sidra, amistad y canciones.

Los pumarales y los manzanos: Una herencia viva

Las pumaradas, como llaman a las plantaciones de manzanos, son parte del ADN asturiano. En primavera, estas tierras se tiñen de blanco con la floración de los árboles, creando un espectáculo visual que parece sacado de un cuento. En otoño, las familias enteras se dedican a "pañar" las manzanas, recogiendo los frutos con paciencia y dedicación.

Este trabajo tiene algo de ancestral, como si los asturianos dialogaran con sus antepasados a través de cada manzana recogida. De esas manzanas nacerá la sidra, después de ser prensadas y fermentadas en los llagares, siguiendo técnicas que han pasado de generación en generación.

El léxico de la sidra: Palabras que son historia

Si te sientas en una sidrería y escuchas las conversaciones, pronto notarás un lenguaje único. "Culín", "mayar", "espalmar". Cada palabra es un testimonio de la relación íntima que los asturianos tienen con su sidra. Hablar de sidra es hablar de vida, de compartir momentos y de rendir homenaje a una cultura que ha marcado el carácter de una región.

Más que una bebida: Una forma de ser

¿Por qué la cultura sidrera asturiana ha sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad? Porque es un ejemplo vivo de cómo una comunidad puede convertir algo aparentemente cotidiano en una obra de arte. La sidra no es solo un líquido en un vaso; es un puente entre generaciones, un acto de amor hacia la tierra y una celebración de lo colectivo sobre lo individual.

En Asturias, cada vaso de sidra cuenta una historia: la de los campesinos que cuidan los manzanos, la de los llagareros que transforman las manzanas en oro líquido, la de los escanciadores que elevan el gesto a arte. Pero sobre todo, la sidra cuenta la historia de un pueblo orgulloso de sus raíces, que no necesita más que un vaso en la mano y buena compañía para ser feliz.

Así que, si alguna vez visitas Asturias, no busques grandes explicaciones ni palabras complicadas. Pide un culín, míralo espumar y brinda con quien tengas al lado. Porque ahí, en ese pequeño gesto, reside toda la magia de la cultura sidrera asturiana.

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