La Universidad de Oviedo ha dado un paso revolucionario en la detección temprana de psicosis en adolescentes con un modelo predictivo que promete transformar la prevención de trastornos mentales graves. Liderado por el Grupo de Investigación P3-Programa de Prevención de Psicosis, en colaboración con el Servicio Cántabro de Salud, este innovador trabajo ha sido publicado en el prestigioso Journal of Clinical Psychology.

Un modelo que mira más allá

El equipo ha desarrollado un algoritmo capaz de identificar adolescentes en riesgo mediante el análisis de síntomas psicóticos subclínicos, factores ambientales y condiciones psicopatológicas comunes como la depresión o la ansiedad. Según Mercedes Paino, catedrática de Psicología de la Universidad de Oviedo, el modelo no solo se centra en los signos evidentes de psicosis, sino también en indicadores sutiles como dificultades de concentración o alteraciones en la percepción de identidad.

Datos que hablan por sí solos

Con una muestra de 1.824 adolescentes entre 14 y 19 años, el estudio reveló que:

• El 4% de los participantes presentó un alto riesgo de psicosis.
• El 25% manifestó algún síntoma asociado al riesgo.
• El 39% reportó experiencias traumáticas.
• Un 17,6% padecía síntomas depresivos y el 25% ansiedad.
• Un 10% había consumido cannabis en el último mes.

Estos hallazgos subrayan la importancia de abordar factores como el trauma temprano y las dificultades socioeconómicas, que resultaron ser predictores significativos del riesgo.

La clave: prevención temprana y acción rápida

El modelo sugiere que combinar un screening rápido con la derivación a servicios especializados es la estrategia más efectiva para prevenir la psicosis en jóvenes. Este enfoque global, que cubre desde los principales síntomas hasta factores emocionales y ambientales, optimiza los recursos de salud pública.

El futuro: herramientas digitales al servicio de la salud mental

El equipo de investigación está desarrollando TEEN-P3, un prototipo en línea para la prevención primaria de trastornos mentales graves, financiado por el Instituto de Salud Carlos III. Esta herramienta podría marcar un antes y un después en la atención a la salud mental de los adolescentes.