La cultura sidrera asturiana está a punto de alcanzar uno de los reconocimientos más prestigiosos a nivel mundial: ser declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. El Órgano de Evaluación de este organismo internacional ha emitido un informe favorable que recomienda la inscripción oficial de la candidatura en la próxima convención que se celebrará del 2 al 7 de diciembre en Asunción, Paraguay.
El informe destaca que la sidra asturiana cumple con todos los criterios necesarios para su inclusión en la lista representativa, reconociéndola como un "símbolo de identidad" y valorando la existencia de "una amplia comunidad de preservación cultural". Este respaldo prácticamente garantiza que, en diciembre, la sidra asturiana reciba el reconocimiento oficial que la situará en el panorama mundial.
Un patrimonio vivo y comunitario
El Órgano de Evaluación, compuesto por expertos y representantes de diversos países, ha valorado especialmente cómo la sidra en Asturias va más allá de una simple bebida. Es una tradición que engloba a productores, agricultores, escanciadores y al conjunto de la sociedad asturiana, donde los conocimientos y habilidades se transmiten de generación en generación, principalmente de manera informal dentro de las familias.
La sidra asturiana no solo es apreciada por su sabor y calidad, sino también por las prácticas culturales que la rodean. El ritual del escanciado, por ejemplo, es un arte que ha sido perfeccionado a lo largo de los siglos y que añade un valor único a la experiencia de degustar esta bebida. Además, eventos como las espichas, los amagüestos y las romerías son ocasiones en las que la sidra juega un papel central, fortaleciendo la cohesión social y manteniendo vivas las tradiciones locales.
Impacto económico y sostenibilidad
La sidra es también un motor económico en Asturias. Según datos del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Sidra de Asturias, el sector genera miles de empleos directos e indirectos, desde el cultivo de manzanas autóctonas hasta la producción y comercialización de la bebida. La superficie dedicada al cultivo de manzanos se ha incrementado en los últimos años, promoviendo prácticas agrícolas sostenibles y contribuyendo a la conservación del paisaje rural asturiano.
La candidatura resalta cómo la producción de sidra promueve la sostenibilidad medioambiental a través del cultivo responsable, el uso de variedades locales de manzanas y el empleo de envases reutilizables. Este compromiso con el medio ambiente ha sido un factor clave en la valoración positiva por parte de la UNESCO.
Un esfuerzo colectivo
La preparación de la candidatura ha sido un proceso participativo que ha involucrado a diversos actores. El Gobierno del Principado de Asturias, a través de la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Turismo, ha trabajado en estrecha colaboración con la Universidad de Oviedo, el Consejo Regulador de la DOP Sidra de Asturias y numerosas asociaciones y entidades vinculadas al mundo de la sidra.
Luis Benito García, director de la Cátedra de la Sidra de la Universidad de Oviedo, ha sido uno de los impulsores clave de la iniciativa. "Este reconocimiento es el fruto de un trabajo colectivo y del amor que en Asturias sentimos por nuestra cultura sidrera", ha manifestado en varias ocasiones.
Los centros asturianos en el extranjero también han jugado un papel destacado, difundiendo y preservando las tradiciones sidreras más allá de las fronteras españolas. Su apoyo ha sido fundamental para demostrar el alcance y la importancia de la sidra asturiana a nivel internacional.
Reacciones y expectativas
La noticia ha sido recibida con entusiasmo en toda la región. La consejera de Cultura, Política Llingüística y Turismo, Berta Piñán, ha expresado su satisfacción: "La sidra es parte esencial de nuestra identidad y este reconocimiento será un impulso para seguir promoviendo nuestra cultura y tradiciones".
Productores y hosteleros también celebran el aval de la UNESCO, esperando que el reconocimiento contribuya a potenciar el turismo y la economía local. "Es una oportunidad única para dar a conocer al mundo la riqueza de nuestra sidra y todo lo que representa", afirma Manuel Busto, presidente de una de las principales asociaciones de productores.
Historia y tradición
La sidra ha sido parte integral de la vida en Asturias desde tiempos inmemoriales. Documentos históricos indican que ya en la Edad Media se elaboraba y consumía sidra en la región. La abundancia de manzanos y las condiciones climáticas favorables han hecho de Asturias un lugar idóneo para la producción de esta bebida.
El proceso de elaboración ha mantenido técnicas tradicionales, combinando saberes ancestrales con innovaciones que garantizan la calidad del producto. El uso de variedades autóctonas de manzanas, como la Raxao, la Durona de Tresali o la De la Riega, aporta sabores y matices únicos que distinguen a la sidra asturiana de otras producciones.
Próximos pasos
Con el informe favorable del Órgano de Evaluación, solo queda la ratificación oficial en la convención de la UNESCO en diciembre. Aunque se considera un trámite, el sector sidrero asturiano espera con expectación el anuncio oficial que convertirá a la cultura de la sidra en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Este reconocimiento situará a la sidra asturiana al mismo nivel que otras manifestaciones culturales españolas ya incluidas en la lista, como el flamenco, la dieta mediterránea o las fiestas de los patios de Córdoba.