Por MNCN.-Una investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) describe dos especies nuevas de una familia de microhimenópteros. Se trata de la primera especie europea de tetrastichino inductora de agallas, y su parasitoide.
No hace falta ir a lejanas selvas tropicales o a lugares exóticos para descubrir especies nuevas para la ciencia; aún se pueden encontrar especies desconocidas a las puertas de grandes ciudades europeas como Madrid. El sureste madrileño es un paraíso entomológico, en gran parte por descubrir, si uno se centra en algunas categorías de pequeños insectos.
La familia de avispitas a la que pertenecen las especies descritas son mayoritariamente parasitoides, es decir, viven a expensas de otros insectos. Se trata de un tipo especial de parásitos que se da entre los insectos, que terminan causando la muerte de su hospedador, motivo por el cual se utilizan en el control biológico de plagas. Pero en esta familia de avispas también hay especies inductoras de agallas, capaces de manipular a la planta en su propio beneficio mediante la formación de agallas o cecidias, como se las denomina técnicamente. Estas estructuras vegetales están formadas por una serie de tejidos en los que la larva del insecto inductor encuentra cobijo, alimento y protección.
Hasta ahora, toda la fauna conocida en Europa de este grupo de himenópteros era parasitoide. Sin embargo, una de las especies descubiertas por José Luis Nieves Aldrey, del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, y Richard Askew, profesor retirado de la Universidad de Manchester, induce la formación de agallas en una leguminosa relativamente común: la zulla silvestre Hedysarum boveanum. La otra especie nueva descrita es una especie parasitoide de la primera.
Dado el pequeñísimo tamaño de estas avispas -miden menos de 2.5 mm- el estudio taxonómico basado en la morfología se ha realizado con microscopio electrónico de barrido. Esta técnica permite observar y fotografiar las microestructuras de su anatomía que después serán utilizadas en la descripción.
El estudio ha sido publicado en la revista Annales de la Societé Entomologique de France. José Luis Nieves comenta que "ha sido sorprendente comprobar que una de las especies es capaz de inducir la formación de agallas en la planta en la que se ha localizado. Este tipo de comportamiento, en un grupo de insectos que son mayoritariamente parasitoides, sólo se había observado en especies de América y Australia, pero nunca en Europa. Este hecho nos puede aportar información valiosa sobre la evolución del comportamiento parasitario y fitófago en este grupo de microhimenópteros".
Se espera que estos resultados contribuyan a concienciar a los gestores y al público en general de la importancia de conservar y proteger los frágiles hábitats esteparios del sureste madrileño, que albergan una rica flora y fauna que por muchos motivos puede considerarse singular.
FOTO: Agalla y larvas de Aprostocetus (Argandia) gallicolus. Imagen: José Luis Nieves.