DANAS más frecuentes e intensas: el Mediterráneo bajo la amenaza de un clima cada vez más cálido

DANAS más frecuentes e intensas: el Mediterráneo bajo la amenaza de un clima cada vez más cálido

La frecuencia y potencia de las DANAs (depresiones aisladas en niveles altos), conocidas antes como "gotas frías", han aumentado drásticamente en los últimos 50 años. Mientras que en el pasado ocurrían solo unas pocas veces al año, ahora estos fenómenos meteorológicos extremos afectan al Mediterráneo español en cualquier estación, con consecuencias devastadoras. Antonio Ruiz de Elvira, catedrático de Física Aplicada en la Universidad de Alcalá, explica cómo el calentamiento del planeta está detrás de este cambio.

¿Qué es una DANA y por qué se ha vuelto tan intensa?

Las DANAs se forman de manera similar a los huracanes: a partir de masas de aire frío en las capas altas de la atmósfera que entran en contacto con aire cálido y húmedo. En el Mediterráneo, la combinación de aire frío procedente de Groenlandia y el vapor de agua generado por un mar cada vez más caliente propician fuertes tormentas. Este proceso, acentuado por el cambio climático, produce lluvias torrenciales y concentradas que causan inundaciones en áreas vulnerables como la Comunidad Valenciana, Baleares y Castilla-La Mancha.

En palabras de Ruiz de Elvira, "hoy el Mediterráneo mantiene una temperatura superficial de hasta 23 grados durante buena parte del año", lo que permite que el mar actúe como una fuente continua de vapor de agua. Esta energía, junto con el debilitamiento del chorro polar, crea las condiciones para que el vapor ascienda y condense, desencadenando intensas lluvias.

Calentamiento global: el origen de las nuevas DANAs

El calentamiento de los océanos y las zonas polares es resultado de la quema de combustibles fósiles, que emiten gases como el dióxido de carbono y el metano, los cuales retienen el calor en la atmósfera. Este proceso ha acelerado el ciclo de calentamiento y deshielo, que tradicionalmente ocurría en escalas milenarias, hasta desencadenar un cambio climático visible en décadas.

Los efectos del cambio climático en las DANAs son evidentes: hace pocos años, estos fenómenos se repetían cada 15 años; hoy, cada cinco. Ruiz de Elvira apunta que el Mediterráneo es una región especialmente vulnerable debido al aumento de la temperatura del agua y la presencia de grandes masas de aire frío que descienden desde el norte. Las proyecciones indican que las DANAs seguirán intensificándose a medida que la temperatura global aumente.

Adaptación y soluciones locales

Ante la perspectiva de un clima que sigue calentándose, Ruiz de Elvira sugiere medidas de adaptación. Entre ellas, destaca la reforestación de montañas y la creación de micropantanos en las laderas mediterráneas. Estos sistemas permitirían retener el agua de lluvia, frenando el caudal que llega a las ramblas y almacenándola para su liberación gradual. Estas infraestructuras no solo reducirían el riesgo de inundaciones, sino que también contribuirían a la gestión sostenible del agua y crearían empleo en zonas rurales.

¿Podemos frenar el cambio climático?

Aunque la transición a energías renovables ha avanzado en Europa, Ruiz de Elvira advierte que el uso de combustibles fósiles sigue siendo dominante a nivel global. La adaptación local, afirma, es una opción realista y eficaz que no depende de acuerdos internacionales, como los exigidos en la reducción de emisiones. "Nos queda la adaptación", asegura, subrayando que España tiene los recursos y el conocimiento para implementar soluciones que mitiguen los efectos de estos fenómenos climáticos.

En conclusión: el Mediterráneo en el punto de mira

Con el Mediterráneo como epicentro de las nuevas DANAs, el cambio climático convierte estas tormentas en amenazas constantes para España. El calentamiento de los océanos y el debilitamiento del chorro polar indican que, sin medidas urgentes, estos fenómenos extremos podrían multiplicarse. Para Ruiz de Elvira, la clave está en implementar acciones de adaptación local que preparen a las comunidades para un futuro en el que las DANAs no solo serán más intensas, sino una realidad frecuente en la cuenca mediterránea.

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