En un impactante testimonio que ahora circula ampliamente, un agricultor del sureste español revela que alertó de la inminente catástrofe días antes de que la DANA azotara la región, pero asegura que sus advertencias cayeron en oídos sordos. El video, publicado en redes sociales días previos a la tragedia, muestra cómo el agricultor expresaba su preocupación ante un inminente colapso de los sistemas de drenaje y la saturación del suelo, especialmente en las áreas agrícolas más vulnerables.
“Esto no es algo nuevo. La tierra no iba a aguantar otro temporal sin que hubiera consecuencias graves,” afirmaba en su anuncio. “Es una cuestión de cuándo, no de si va a pasar”, añadió con voz grave, resaltando que la tierra ya mostraba signos de saturación debido a lluvias previas y la falta de un plan preventivo adecuado. Y sobre todo, ante la inopernacia del rádar metereológico. Mira el video con este relato tan escalofriante:
https://x.com/garylexer/status/1851569953557692569?t=QGAdxVu0uHSBzuMmT8XkbQ&s=09
¿Dónde estaban las autoridades?
El testimonio del agricultor ha generado una ola de indignación y preguntas sobre la gestión y responsabilidad de las autoridades locales y regionales. Los habitantes de las zonas afectadas, en su mayoría agricultores y ganaderos, acusan a los entes responsables de no implementar las medidas necesarias para mitigar los daños y de ignorar las señales evidentes de un desastre inminente.
Las autoridades han respondido que, si bien existía un monitoreo constante de las condiciones meteorológicas, “la intensidad de la DANA superó cualquier previsión inicial.” Sin embargo, el testimonio del agricultor pone en tela de juicio la efectividad de los sistemas de alerta y la falta de una estrategia de prevención adecuada que incluyera a las comunidades locales como observadores clave.
Responsabilidades y llamada a la acción
Frente a la tragedia y la creciente presión pública, se exige una revisión de las prácticas de prevención y respuesta ante catástrofes climáticas. Expertos en cambio climático y gestión de recursos naturales coinciden en que el país debe mejorar sus protocolos, no solo desde una perspectiva técnica, sino también social, escuchando y considerando las advertencias de aquellos que viven y dependen de la tierra.
Este testimonio del agricultor, y la trágica realidad que confirma sus advertencias, podrían marcar un antes y un después en la preparación de España para enfrentar fenómenos climáticos extremos, en un contexto donde estos eventos se tornan cada vez más frecuentes y severos.