Presos en Brasil pueden acortar su sentencia pedaleando para iluminar un pueblo, un innovador programa que despierta opiniones divididas

En una cárcel de Minas Gerais, Brasil, los reclusos pueden reducir su condena pedaleando en bicicletas estáticas que generan electricidad. Cada tres turnos de ocho horas en la bicicleta les concede un día menos de prisión. Esta energía es almacenada en baterías y utilizada para iluminar el alumbrado público de la ciudad, beneficiando a la comunidad local que antes evitaba la zona por la falta de luz.

El programa, iniciado por el juez José Henrique Mallmann, tiene como objetivo más que solo reducir condenas. Según Mallmann, se busca ofrecer a los presos una actividad que aporte valor a sus vidas y que, además, sea útil para la comunidad. “La idea no es aprovechar su trabajo, sino darles un propósito mientras cumplen su condena”, explicó el juez. Además de contribuir a la sociedad, los reclusos mejoran su salud física, algo que Ronaldo da Silva, un interno, ha experimentado: “Nos pasamos el día encerrados, pero ahora podemos salir al aire libre, hacer algo útil y acercarnos un poco más a nuestra libertad”.

La iniciativa ha ganado apoyo, pero también críticas. Mientras que algunos consideran que este tipo de programas ofrecen una segunda oportunidad y ayudan a la rehabilitación, otros creen que dar facilidades a los reclusos podría parecer una recompensa inmerecida, especialmente para aquellos que han cometido crímenes graves. A pesar de las divisiones, el proyecto se ha expandido y otras cárceles en Brasil han mostrado interés en replicar el modelo, explorando alternativas de reducción de condena a cambio de trabajos que beneficien a la comunidad.

¿Y tú qué opinas? 

Este innovador enfoque plantea una interesante pregunta sobre la naturaleza de la justicia y la rehabilitación: ¿deberíamos recompensar a los presos por sus contribuciones a la sociedad y su esfuerzo en actividades sostenibles?