Un hombre de 45 años, natural de Avilés, se enfrenta a una pena de dos años y medio de prisión por agredir sexualmente a una joven de 24 años en el barrio de El Llano, Gijón, el pasado junio. Según la acusación, el acusado siguió a la víctima hasta el portal de su casa y, una vez dentro, la abordó con tocamientos libidinosos, sin su consentimiento, por todo el cuerpo. También intentó besarla, pero la joven logró zafarse y escapar de la agresión. Este hecho derivó en una crisis de ansiedad que la llevó a recibir atención médica en un centro de salud local.
El Ministerio Fiscal solicita, además de la pena de prisión, cuatro años de alejamiento de la víctima, una medida que incluye prohibirle acercarse a menos de 300 metros de su domicilio o lugar de trabajo. También se propone que se le imponga libertad vigilada durante cinco años tras cumplir la pena, así como la inhabilitación para trabajos relacionados con menores de edad durante el mismo periodo.
Este tipo de agresiones ha sido motivo de creciente preocupación en Gijón, donde otros casos recientes han puesto en alerta a la sociedad. En este contexto, el caso pone en el foco las medidas de seguridad y el apoyo a las víctimas, que siguen enfrentándose a procesos judiciales largos y desgastantes.
La joven víctima pudo escapar antes de que el agresor lograra un contacto más grave, algo que las autoridades locales han resaltado como una muestra de la importancia de denunciar estos casos lo antes posible. Aunque el acusado no cuenta con antecedentes penales, las leyes reformadas en España imponen duras penas para los delitos de agresión sexual, especialmente cuando se trata de casos en los que se busca gratificación sexual sin el consentimiento de la víctima