Parece que en La Felguera, un mal olor no solo ofende, sino que también cuesta. El Ayuntamiento de Langreo ha decidido poner en marcha un peculiar proyecto que ya ha despertado la curiosidad, y alguna que otra risa: se destinarán 30.000 euros para contratar a un equipo de "olfateadores profesionales". Su misión: rastrear el origen de los insoportables olores que han hecho que los vecinos de La Felguera se sientan como en una versión asturiana del "Sillón de la Prueba del Olfato".
Según fuentes oficiales, esta "expedición olfativa" utilizará una metodología científica para determinar de dónde viene ese aire pestilente que ha invadido la zona. Claro, porque cuando el viento sopla, la nariz no siempre sabe hacia dónde apuntar. Así, los olfateadores harán turnos en condiciones meteorológicas diversas—sol, lluvia, viento—, con la esperanza de encontrar el culpable. El estudio podría durar meses, lo cual sugiere que el hedor tendrá tiempo de hacerse aún más familiar para los ciudadanos.
El problema ha alcanzado tal magnitud que algunos ya bromean con que este sea el nuevo "tour olfativo" de La Felguera. Sin embargo, el alcalde de Langreo, Roberto García, no está para bromas: "El problema es serio y los vecinos han demostrado una paciencia que pocos tendrían. Este olor es insoportable". Claro, para un presupuesto de 30.000 euros, ese hedor debe ser casi épico.
¿Y cuál es el posible origen de este concierto de fragancias? El Ayuntamiento tiene en la mira a una empresa de Valnalón. Sin embargo, como en toda buena trama de misterio, la empresa niega rotundamente su culpabilidad. Según ellos, no son los autores de estos "aromas" y, por tanto, no aplicarán las medidas correctoras exigidas. Pero el Consistorio ha decidido no confiar en la palabra de nadie y contratar a este grupo de expertos en rastreo olfativo.
Los vecinos, por su parte, no están dispuestos a seguir aguantando. Ya han organizado reuniones y están planeando movilizaciones para presionar al Ayuntamiento y exigir que se acelere el proceso. Emilio Silva, presidente del barrio Urquijo, una de las zonas más afectadas, expresó: "Esto ya no es vivir, es un castigo. Vamos a organizarnos y protestar frente al Ayuntamiento".
Mientras tanto, La Felguera sigue esperando que, entre los vientos y las narices afinadas, alguien consiga encontrar al verdadero culpable de este misterio perfumado. ¿Será que los olfateadores solucionarán el problema o solo nos dejarán con más preguntas en el aire? La historia apenas comienza.