Cuando Anna Nicole Smith, una modelo de 26 años, se casó en 1994 con el magnate del petróleo J. Howard Marshall, de 89 años, el mundo entero levantó las cejas. No solo por la diferencia de edad (él le sacaba 63 años), sino porque Marshall era un multimillonario con un patrimonio valorado en más de 1.600 millones de dólares. La boda fue un espectáculo en sí misma, con Smith proclamando que el amor no tenía precio, aunque muchos pensaron que ese "precio" estaba bastante claro.
Lo que no estaba claro, sin embargo, era qué pasaría con la herencia cuando Marshall falleciera. Anna Nicole aseguraba que él le había prometido verbalmente la mitad de su fortuna, una suma que incluía una impresionante cantidad de acciones en Koch Industries, una de las empresas más ricas de Estados Unidos. ¿Qué podía salir mal? Bastante, como se descubriría poco después.
El giro inesperado: No estaba en el testamento
Marshall murió en 1995, poco más de un año después de casarse. Pero cuando se leyó su testamento, el drama estaba a punto de comenzar: Anna Nicole no estaba incluida. En lugar de eso, Marshall dejó todo su patrimonio a su hijo, E. Pierce Marshall, ignorando por completo a su joven esposa. Smith, que había recibido regalos costosos mientras Marshall vivía (como joyas valoradas en 8 millones de dólares), decidió que no iba a quedarse de brazos cruzados.
La batalla legal: 20 años de pura telenovela
Lo que siguió fue una batalla legal épica digna de cualquier telenovela. Smith llevó su caso a los tribunales, alegando que Marshall le había prometido una gran parte de su fortuna. En su defensa, E. Pierce Marshall afirmó que su padre nunca tuvo la intención de dejarle nada a Smith, y que cualquier reclamo por parte de ella era simplemente un intento desesperado de hacerse con el dinero.
Durante el juicio, la modelo dejó claro que no iba a retroceder. En una de las sesiones, cuando el abogado de la familia Marshall la acusó de estar actuando en el estrado, Smith, fiel a su estilo, respondió con un rotundo "Screw you" en plena corte. ¿Te imaginas las caras de los abogados?.
De tribunal en tribunal… ¡hasta la Corte Suprema!
Este drama no se resolvió rápidamente. De hecho, la pelea sobre los millones de Marshall duró más de dos décadas y pasó por varios estados, tribunales y apelaciones, hasta llegar a la Corte Suprema de los EE.UU. En un momento dado, a Anna Nicole se le adjudicaron 475 millones de dólares, pero esa decisión fue revocada posteriormente. Cuando parecía que el caos no podía aumentar, tanto E. Pierce Marshall como Anna Nicole Smith fallecieron durante el proceso: él en 2006 y ella en 2007.
¿El resultado final? El dinero nunca llegó a sus manos
Finalmente, en 2010, un tribunal falló definitivamente a favor de E. Pierce Marshall, lo que significaba que Anna Nicole y su familia no recibirían ni un centavo de la fortuna de Marshall. Ni siquiera la hija de Smith, Dannielynn Birkhead, heredó el dinero de la disputa.
La moraleja: El amor es complicado, y las herencias, más aún
Aunque la historia de Anna Nicole Smith y J. Howard Marshall ha sido tema de tabloides durante años, es un recordatorio de que el amor puede ser genuino, pero los testamentos y las leyes de herencia pueden ser despiadados. Smith siempre sostuvo que su matrimonio era por amor, pero al final, lo que ella llamó amor, otros lo llamaron un juego de millones.
¿Qué podemos aprender de todo esto? Que casarse con un multimillonario te asegura una vida de joyas, drama y tribunales, pero no necesariamente una gran herencia. Ah, y asegúrate de que tu nombre esté en el testamento.