En el gran universo de las drogas, pocas tienen el curioso perfil de la marihuana. Mientras algunas sustancias tienen la temida reputación de provocar sobredosis fatales, la marihuana parece jugar en otra liga, y no es porque sea un "santo verde", sino porque tu cerebro simplemente no le da la oportunidad de mandarte al otro lado. ¿Por qué? La respuesta está en los misteriosos receptores cerebrales y en las zonas que controlan funciones vitales como la respiración. Spoiler: ¡la marihuana no toca esas teclas!
¿Por qué no es posible una sobredosis de marihuana?
El THC, la estrella química de la marihuana, actúa sobre los receptores cannabinoides CB1 y CB2 en el cerebro. Estos receptores están distribuidos en áreas que influyen en cosas como el estado de ánimo, la memoria o el dolor. Pero, y aquí viene la clave del misterio, no están en el tronco encefálico, que es la región que controla las funciones vitales, como la respiración. Por lo tanto, aunque fumes como si estuvieras en un concierto de reggae, tus pulmones seguirán funcionando porque el THC no afecta a esa zona.
En cambio, drogas como los opioides (por ejemplo, la heroína o la morfina) sí tienen la capacidad de bloquear los receptores en el tronco encefálico, lo que puede hacer que tu cuerpo olvide cómo respirar. ¿Resultado? Una sobredosis que puede ser fatal. Los opioides no juegan limpio. La marihuana, sin embargo, te puede dejar tirado en el sofá con un ataque de risa, pero no va a cortar tu suministro de oxígeno.
¿Entonces es todo paz y amor?
Bueno, antes de que te tomes esto como carta blanca para montarte tu propio festival de hierba, hay que aclarar algunas cosas. No es que el THC sea inofensivo. Si consumes grandes cantidades, es posible que experimentes ansiedad, paranoia, e incluso psicosis temporal. Los comestibles, por ejemplo, han sido un desafío para muchos que, impacientes por no sentir el efecto, toman más de la cuenta y terminan "volando alto" durante horas, deseando no haberlo hecho.
Además, a largo plazo, el consumo excesivo puede afectar la memoria, la atención y el aprendizaje, y en casos extremos, algunos consumidores desarrollan el síndrome de hiperemesis cannabinoide, que se traduce en vómitos intensos y persistentes. Vamos, nada de lo que presumir en una cena.
¿Y los cannabinoides sintéticos?
Ah, pero no todos los "cannabinoides" son buenos chicos. Los cannabinoides sintéticos, como el K2 o Spice, no juegan según las reglas del THC. Estos sí pueden causar efectos devastadores, desde convulsiones hasta paros cardíacos. Por lo tanto, la marihuana puede no provocarte una sobredosis, pero sus versiones artificiales son otro cuento.
Es cierto: no vas a sufrir una sobredosis mortal de marihuana porque los receptores cannabinoides no están en las zonas que controlan la respiración. Sin embargo, eso no convierte al THC en un superhéroe. Usar con moderación es la clave para no convertir una experiencia placentera en una pesadilla paranoica. Así que la próxima vez que escuches que es imposible morir por marihuana, recuerda: puede que tu cerebro no deje que te olvides de respirar, pero hay muchas otras razones por las que deberías ser responsable con su consumo. ¡Disfruta con cabeza!