El Principado de Asturias se prepara para dar un gran paso hacia el futuro con la nueva Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación, que blindará la financiación de la I+D+i y extenderá de cinco a siete años la vigencia de los planes de ayudas y atracción de talento. Borja Sánchez, consejero de Ciencia, Empresas, Formación y Empleo, ha pedido el respaldo unánime de los grupos parlamentarios para aprobar este texto legal, clave para consolidar una economía asturiana basada en el conocimiento y la innovación.
El objetivo central de la nueva ley es aumentar la inversión en investigación y desarrollo hasta alcanzar los 1.075 millones de euros anuales en 2030, lo que equivaldría al 3% del PIB regional. Este incremento será posible gracias a la colaboración entre fondos públicos y privados, posicionando a Asturias como un referente en ciencia e innovación a nivel nacional y europeo.
Durante su intervención en la Junta General del Principado, Borja Sánchez destacó que esta ley no solo busca fomentar el desarrollo científico, sino que también fortalecerá las relaciones entre administraciones, empresas y centros de investigación. Instituciones como el CSIC, el ISPA-Finba y la Universidad de Oviedo jugarán un papel fundamental en la consolidación de un ecosistema de investigación robusto y dinámico.
Uno de los aspectos más destacados de la ley es la creación de un Cuerpo Superior de Investigación, que seguirá el modelo del CSIC y permitirá que el Principado cuente con personal investigador dentro de la Administración. Además, se contemplan tres escalas profesionales: profesor de investigación, investigador y científico titular, con el objetivo de dar estabilidad y oportunidades de crecimiento a los profesionales del sector.
La ley también incluye medidas para facilitar la atracción de talento global, fortaleciendo programas de retención y ofreciendo estabilidad a los investigadores, un factor clave para que Asturias se convierta en un imán de talento y nuevas ideas. El consejero subrayó que solo con personal altamente cualificado se podrá llevar adelante la visión de una economía más innovadora y competitiva.
Otro de los pilares fundamentales es el impulso a la ciencia abierta, que hará públicos los resultados de la investigación, y la creación de entornos controlados de pruebas, conocidos como sandboxes, para fomentar la innovación empresarial. Además, la ley prevé el fortalecimiento de la cooperación entre el sector público y privado, incentivando la transferencia de conocimiento y la colaboración en proyectos de I+D+i.
Sánchez concluyó su intervención haciendo un llamamiento al consenso y destacando que, con esta ley, Asturias está en una posición privilegiada para liderar el cambio hacia una economía basada en la ciencia y la innovación, generando empleo, riqueza y una mayor cohesión social. "La ciencia no es solo una herramienta para el conocimiento, sino también un motor económico que puede transformar nuestra región", afirmó.