El devastador incendio que arrasó la Planta de Tratamiento de Residuos de Cogersa en Serín el pasado 24 de abril podría haber tenido un origen sorprendente: unos aparentemente inofensivos botes de pintura o disolvente. La consejera de Transición Ecológica, Nieves Roqueñí, ha revelado en su intervención en la Junta General del Principado que todo apunta a que residuos inflamables, provenientes de envases metálicos llegados al vertedero, fueron los culpables de la tragedia.
Según la consultora Pluvia Risks, que está en las fases finales de su investigación, esos recipientes metálicos, que se utilizaban para proteger cascos de barco, habrían sido removidos por el brusco movimiento de maquinaria, liberando restos inflamables. “Muy probablemente, la acumulación y el mal manejo de estos envases provocaron el derrame y posterior ignición de los productos peligrosos que contenían", explicó Roqueñí.
Este informe, esperado en las próximas semanas, será clave para determinar las medidas que se tomarán en Cogersa para evitar que incidentes similares vuelvan a ocurrir. Además, la consejera ha adelantado que no es el primer incidente relacionado con residuos voluminosos en Serín, lo que llevará a un replanteamiento urgente de las políticas de prevención de riesgos en estas instalaciones críticas para el tratamiento de residuos.
La tragedia ha puesto en evidencia la importancia de revisar con lupa los protocolos de seguridad en la gestión de desechos y de reforzar las medidas preventivas en todas las fases del proceso, evitando que residuos aparentemente inofensivos se conviertan en una amenaza latente.