Barbón impulsa la candidatura de la cultura sidrera asturiana como Patrimonio Mundial: "La sidra es nuestro ADN y queremos que el mundo lo reconozca"

Barbón impulsa la candidatura de la cultura sidrera asturiana como Patrimonio Mundial: "La sidra es nuestro ADN y queremos que el mundo lo reconozca"

El presidente del Principado, Adrián Barbón, reafirma su compromiso para que la UNESCO declare la cultura sidrera asturiana como Patrimonio Mundial Inmaterial, mientras presenta en Nava el libro de Salvador Ondó, que destaca la singularidad de la sidra en el panorama nacional.

 

En un acto lleno de tradición y orgullo asturiano, el presidente del Principado, Adrián Barbón, ha reiterado su firme compromiso para lograr que la cultura sidrera de Asturias sea reconocida como Patrimonio Mundial Inmaterial por la UNESCO. Este ambicioso objetivo podría materializarse en diciembre, cuando el comité intergubernamental de la organización se reúna en Paraguay para decidir sobre la candidatura asturiana.

"Estamos trabajando intensamente para que esa declaración se haga realidad", afirmó Barbón durante su intervención en el Museo de la Sidra de Nava. El presidente destacó que este reconocimiento no solo sería un homenaje a una bebida emblemática, sino también a la forma de vida y la identidad de Asturias, profundamente ligadas a la sidra.

El evento en Nava fue también la ocasión para presentar el libro La sidra: el ADN asturiano diferente al resto de la península, escrito por Salvador Ondó, un escanciador guineano que ha hecho de Asturias su hogar. A lo largo de la presentación, Barbón elogió la obra de Ondó, que explora la esencia única de la sidra asturiana, desde el lenguaje específico que la rodea hasta el arte del escanciado y el diseño característico de sus botellas.

"La sidra no es solo una bebida, es un símbolo de nuestra manera de ser. Se bebe compartiendo, y ese acto de compartir refleja el espíritu de los asturianos y asturianas", subrayó Barbón. En su discurso, enfatizó cómo la cultura sidrera fomenta la socialización y la comunidad, valores profundamente arraigados en la sociedad asturiana.

La presentación del libro también fue una oportunidad para celebrar la diversidad y la integración, con Salvador Ondó como un ejemplo de cómo la cultura sidrera ha cruzado fronteras y ha sido adoptada por personas de distintos orígenes, consolidándose como un elemento unificador.

A medida que se acerca la fecha clave de diciembre, Barbón y su equipo seguirán trabajando para asegurar que la candidatura de la cultura sidrera asturiana reciba el reconocimiento que merece. El respaldo de la comunidad y el patrimonio cultural inmaterial que representa la sidra son piezas fundamentales de este esfuerzo colectivo.

Con la mirada puesta en el futuro, Asturias espera con ilusión que la UNESCO otorgue este prestigioso reconocimiento, que no solo pondría en valor la tradición sidrera, sino que también situaría a Asturias en el mapa mundial como un referente cultural y patrimonial.

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