Los asturianos no podemos permanecer en silencio ante el intento de reducir el cachopo, nuestra joya culinaria, a un simple "San Jacobo". El cachopo no es solo un plato, es un símbolo de nuestra identidad, un legado que representa la esencia de Asturias. Sin embargo, en un reciente video, unos cocineros vascos han osado ridiculizarlo, presentándolo como si fuera una versión más grande de un San Jacobo.

Hacer un cachopo va mucho más allá de empanar carne y freírla. Se trata de una sinfonía de sabores y texturas que requieren dedicación, conocimiento y, sobre todo, respeto. La carne debe ser de primera calidad, el relleno cuidadosamente seleccionado, y el empanado, un arte en sí mismo. El resultado es un plato imponente, tanto en tamaño como en sabor, que ha conquistado paladares dentro y fuera de nuestra tierra.

Los cocineros vascos, en su video, parecen no entender la profundidad de este plato. Equiparan su preparación a la de un simple San Jacobo, un bocado rápido y sin complicaciones. Bromearon sobre el tamaño del filete, sobre la necesidad de una freidora industrial, y hasta ridiculizaron el proceso de empanado. En su afán por hacer humor, han mostrado una falta de respeto hacia una de las tradiciones más queridas de Asturias.

A nuestros amigos del País Vasco, les decimos esto: cada región tiene sus tesoros culinarios. Nosotros no pretendemos interferir en la elaboración de vuestros pinchos o vuestras sidrerías. Así que, por favor, dejen que los asturianos sigamos elaborando el cachopo como lo hemos hecho siempre: con mimo, arte y esmero. No es solo un plato, es una expresión de nuestra cultura y una experiencia que merece ser tratada con la reverencia que se le debe.

El cachopo no es una simple comida, es un ritual, una tradición transmitida de generación en generación. Pedimos respeto por lo nuestro, así como nosotros respetamos lo vuestro. Que el cachopo siga siendo lo que es: un símbolo de Asturias, inigualable e irreemplazable.

Aquí os dejamos el video por si os queréis indignar un poco: