Un asturiano revitaliza Quintanilla de las Viñas al reabrir su cantina

Un asturiano revitaliza Quintanilla de las Viñas al reabrir su cantina

Adrián y Mónica, la pareja que devolvió la vida social a un pueblo de Burgos

En el pequeño pueblo de Quintanilla de las Viñas, en la comarca de Lara, la cantina municipal ha vuelto a ser el centro de reunión gracias a la iniciativa de Adrián, un joven asturiano. Tras meses de cierre, este establecimiento, que sirve como el corazón social del pueblo, ha sido revitalizado con la ayuda de Adrián y su novia Mónica, una burgalesa de Quintanilla Vivar.

Un nuevo comienzo

Adrián, con el apoyo de su madre en la cocina, ha apostado por la comida casera asturiana, ofreciendo delicias como cachopos y fabada asturiana, además de la imprescindible sidra. Desde su reapertura, la cantina ha tenido una acogida excepcional, convirtiéndose nuevamente en un punto de encuentro vital para los vecinos.

La Importancia de la cantina

"Era triste estar sin la cantina", comenta una vecina. Este establecimiento no solo ofrece comida y bebida, sino que también facilita la creación de una comunidad cohesionada. Adrián se ha integrado completamente, conociendo a los vecinos por su nombre y ayudándolos en tareas cotidianas.

Una visión de futuro

Adrián tiene planes claros para la cantina: ofrecer menús de comida asturiana los fines de semana y continuar mejorando el servicio. "La comida casera de calidad y la sidra fresca son un buen reclamo", señala. Además, ha organizado parrilladas y eventos comunitarios, reforzando el sentido de unión en el pueblo.

Un proyecto que encaja

El alcalde pedáneo, Moisés, buscaba una pareja joven para gestionar la cantina y revitalizar la vida social de Quintanilla de las Viñas. Con alquiler gratuito y vivienda incluida, Adrián y Mónica encajaban perfectamente en este proyecto. Aunque Mónica trabaja en Burgos, su apoyo es fundamental para el éxito de la cantina.

Un vínculo comunitario

La cantina no solo atiende a los vecinos, sino también a senderistas y turistas que visitan la ermita visigoda del pueblo. "La gente está contenta y eso es lo importante", asegura Adrián, quien se ha convertido en un vecino más, contribuyendo activamente a la red de favores y relaciones que caracteriza la vida en el pueblo.

 

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