Con la llegada del verano, la búsqueda del bronceado perfecto se intensifica, pero los expertos advierten: el bronceado saludable es un mito. Exponerse al sol sin la protección adecuada envejece la piel, provoca manchas y, lo más preocupante, daña el ADN, aumentando el riesgo de desarrollar cáncer de piel, incluso años después.
El peligro del bronceado
Desde principios del siglo pasado, una piel bronceada ha sido sinónimo de belleza. Sin embargo, Isabel Echavarría, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y oncóloga del Hospital Universitario Gregorio Marañón, aclara: “Estar moreno es señal de daño solar acumulado y, por tanto, de un mayor riesgo de cáncer de piel”. Este tono dorado es, en realidad, una defensa del cuerpo contra la radiación solar, promovida por los melanocitos, las células que dan color a la piel.
El dermatólogo Javier Antoñanzas, de la Clínica Universidad de Navarra, enfatiza que no existe un bronceado saludable: “El color dorado de la piel es una respuesta a la agresión solar. La piel no se acostumbra al sol, solo se defiende creando una pigmentación más oscura para mitigar el daño de los rayos UVB, que rompen el ADN”.
Exposición solar y cáncer de piel
La exposición solar intensa está directamente relacionada con el desarrollo de cánceres cutáneos, incluido el melanoma, uno de los tipos más peligrosos debido a su capacidad de propagarse rápidamente si no se detecta a tiempo. Según la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer (IARC), los cánceres de piel son los más comúnmente diagnosticados en todo el mundo, subrayando la importancia de la prevención.
José Aguilera, coordinador del Grupo Español de Fotobiología de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), explica que la luz ultravioleta del sol deja huellas en el ADN de los melanocitos, provocando mutaciones que, al acumularse, pueden desencadenar cáncer de piel. Este daño se ve agravado en quienes usan rayos UVA artificiales, como las cabinas de bronceado, que emiten radiación UV mucho más intensa que la solar.
La importancia de la fotoprotección
A pesar de los mitos, ninguna cantidad de betacarotenos en la dieta puede reemplazar la protección que ofrecen las cremas solares. “Aunque los betacarotenos tienen un efecto antioxidante, no sustituyen a los fotoprotectores”, afirma Antoñanzas. Los expertos recomiendan usar productos con un factor de protección solar (FPS) alto y aplicarlos correctamente. Un FPS de 50 es ideal para la mayoría, pero en personas con antecedentes de tumores cutáneos se sugiere un FPS de 100.
La 'paradoja de la protección solar' advierte que el uso de fotoprotectores no debe fomentar una mayor exposición al sol. Este fenómeno se debe a una falsa sensación de seguridad que puede llevar a más daño solar.
Revisiones dermatológicas post-estivales
Después del verano, es crucial revisar la piel para detectar posibles daños. Los dermatólogos recomiendan hacer estas revisiones entre octubre y mayo, cuando la pigmentación inducida por el sol ha disminuido, reduciendo la posibilidad de errores en la evaluación.
Según datos de la SEOM, se estima que este año se diagnosticarán más de 7.800 casos de melanoma en España, lo que subraya la necesidad de una fotoprotección adecuada y de revisiones regulares.
En resumen, el bronceado puede parecer atractivo, pero no es seguro. La protección solar es esencial para prevenir el envejecimiento prematuro de la piel y, más importante aún, para reducir el riesgo de cáncer de piel. La piel tiene memoria y los efectos del sol se acumulan con el tiempo, por lo que es vital protegerse adecuadamente cada vez que nos exponemos a la radiación solar.