En el Día Mundial del Medioambiente, Greenpeace denuncia la alarmante situación de la gestión del agua en España, donde la escasez, la contaminación y la mala administración afectan a millones de personas.
Madrid, 4 de junio de 2024 – Mañana, 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Medioambiente, con un enfoque especial en la lucha contra la desertificación, la restauración de tierras y la sequía. Naciones Unidas ha señalado la importancia de estos temas, y Greenpeace se suma a la alerta sobre la grave crisis hídrica que enfrenta España.
Una crisis hídrica que va más allá de la falta de lluvia
La desertificación y la sequía en España no se deben únicamente a la falta de precipitaciones, sino también a una gestión ineficaz del agua. Cerca de 12 millones de personas viven en áreas con algún tipo de restricción en el uso del agua, ya sea por escasez, contaminación o porque se priorizan otros usos. Esto ha llevado a limitaciones en el suministro, prohibiciones de riego y otras restricciones, incluso tras las recientes lluvias.
Contaminación y sobreexplotación del agua
La contaminación del agua en España está causada principalmente por nitratos, pesticidas y arsénico. Según el Sistema de Información Nacional de Aguas de Consumo (SINAC), en 2022, 171 municipios quedaron sin agua potable debido a concentraciones de nitratos superiores a los 50 mg/l, afectando a más de un millón de personas que viven en “puntos críticos” con implicaciones graves para su salud.
Impacto de la agricultura y ganadería intensivas
El modelo agrícola y ganadero intensivo ha contribuido significativamente a la degradación del suelo y la disminución de la productividad agrícola. En España, se pierde una media anual de 30 toneladas de suelo agrícola por hectárea debido a la erosión. Además, Greenpeace estima que hay más de un millón de pozos ilegales extrayendo agua sin control, suficiente para abastecer a más de 118 millones de personas.
El desafío del regadío
En España, los regadíos legales cubren 3,9 millones de hectáreas, con al menos un 15% más de regadíos ilegales. El 16,23% de estos regadíos se encuentran en áreas con acuíferos en mal estado, con altos niveles de nitratos o en regiones que se están volviendo más áridas. Greenpeace aboga por recortar cerca de 633.000 hectáreas de regadío, priorizando la eliminación de los ilegales, intensivos e industriales.
El turismo y la urbanización: Factores agravantes
La urbanización excesiva y el turismo masivo también contribuyen a la crisis hídrica. En 2023, España recibió a 85 millones de turistas extranjeros, cuyo consumo de agua duplica el de la población local. Los casi 500 campos de golf del país, especialmente en regiones como Andalucía, consumen una cantidad de agua equivalente a la utilizada por más de 23 millones de personas al año.
Cinco ejemplos sangrantes de mala gestión del agua en España
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Contaminación y sobreexplotación en Castilla y León: El acuífero de los Arenales, uno de los mayores de España, está contaminado por arsénico y sobreexplotado para el regadío intensivo, afectando a decenas de municipios.
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Parques nacionales en peligro en Castilla-La Mancha: El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, a pesar de su alta protección, está casi desaparecido debido a la mala gestión y la falta de atención preferente.
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Municipios sin agua en Cataluña: A pesar de las lluvias recientes, municipios del Alt Empordà siguen en emergencia hídrica, con severas restricciones de agua.
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Turismo insostenible en Andalucía: La región enfrenta una sobreexplotación del agua debido al turismo masivo y al mantenimiento de campos de golf y piscinas.
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Humedales desapareciendo en Galicia: La Laguna de Antela y otros humedales han sido destruidos por la agricultura intensiva y la minería, perdiendo importantes ecosistemas.
La urgencia de actuar
Julio Barea, responsable de aguas de Greenpeace, advierte: “España ha entrado en emergencia hídrica y las administraciones no se están tomando suficientemente en serio el problema. Urge actuar porque tenemos agua escasa, contaminada y mal gestionada.”