El aumento de los precios de la vivienda y la pérdida de poder adquisitivo han impulsado el auge de los pisos compartidos en España. Sin embargo, un análisis realizado por el portal inmobiliario pisos.com revela que, a pesar de esta creciente demanda, las condiciones de este tipo de inmuebles no siempre han mejorado.
Equipamiento en declive
Si bien la disponibilidad de Internet se ha generalizado en los pisos compartidos (pasando del 67% en 2013 al 58% en 2023), otros elementos como el teléfono fijo (del 46% al 4%), la lavadora (del 84% al 66%) y la televisión (del 74% al 52%) han experimentado un notable descenso en su presencia.
Servicios adicionales también se han visto afectados: la oferta de viviendas con trasteros (del 20% al 15%), piscinas (del 7% al 0%) y parking (del 11% al 0%) ha disminuido considerablemente.
Habitaciones mejor equipadas
En contraste con la reducción del equipamiento general de los pisos compartidos, las habitaciones individuales han mejorado notablemente. Esto se debe, en parte, al aumento de la demanda de este tipo de alojamiento por parte de personas de mayor edad que buscan una opción más económica que alquilar un piso entero.
Las habitaciones amuebladas ahora representan el 88% de la oferta, frente al 32% en 2013. La calefacción y el aire acondicionado también se han vuelto más comunes, pasando del 12% y 6% en 2013 al 62% y 15% en 2023, respectivamente.
Más luz y espacio
Otra tendencia destacable es el aumento de las habitaciones luminosas y espaciosas. El número de dormitorios exteriores ha crecido del 22% al 46%, mientras que las suites han pasado del 3% al 10%.
En resumen, los pisos compartidos en España se han adaptado a las nuevas necesidades de los inquilinos, ofreciendo habitaciones más amuebladas, luminosas y espaciosas, aunque a costa de una reducción general del equipamiento del piso en su conjunto.