Un equipo de investigadores del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (ICMM-CSIC) ha desarrollado un nuevo material similar al grafeno a partir de biomasa y arcilla. Este material, más barato y sostenible que el grafeno tradicional, podría tener aplicaciones clave en la transición energética, como el almacenamiento de hidrógeno o la fabricación de baterías de litio.
El grafeno, un material con un gran potencial
El grafeno es un material conocido por su alta conductividad eléctrica, su resistencia y su flexibilidad. Sin embargo, su producción es compleja y costosa, lo que ha limitado su uso a aplicaciones de alto valor.
Un nuevo material con las ventajas del grafeno
El nuevo material desarrollado por el ICMM-CSIC se fabrica a partir de biomasa (como la madera o el azúcar) y arcilla (sepiolita), materiales abundantes y baratos. Este proceso es más sencillo y sostenible que la producción tradicional de grafeno, y el material resultante conserva muchas de las propiedades del grafeno, como su conductividad eléctrica.
Aplicaciones en la transición energética
Las posibles aplicaciones de este nuevo material son numerosas, especialmente en el campo de la energía sostenible. Entre otras cosas, podría usarse para:
- Almacenar hidrógeno: El hidrógeno es un combustible limpio y renovable, pero su almacenamiento es un desafío. El nuevo material podría usarse para crear tanques de almacenamiento de hidrógeno más ligeros y eficientes.
- Fabricar baterías de litio: Las baterías de litio son esenciales para los vehículos eléctricos y el almacenamiento de energía renovable. El nuevo material podría usarse para crear baterías más ligeras, duraderas y con mayor capacidad de almacenamiento.
- Desarrollar sensores electroquímicos: Estos sensores se utilizan para detectar contaminantes en el aire y el agua, así como para controlar la calidad de los alimentos. El nuevo material podría usarse para crear sensores más sensibles y precisos.
Un avance importante para la transición energética
El desarrollo de este nuevo material es un avance importante en la búsqueda de soluciones más sostenibles para la producción de energía. Su bajo costo, su facilidad de producción y sus múltiples aplicaciones lo convierten en una alternativa prometedora al grafeno tradicional.