En Asturias, el sector agrícola y ganadero ha tomado las calles de Oviedo en una movilización sin precedentes, marcada por la determinación y la esperanza de cambio. Desde la mañana del jueves, más de 200 tractores y numerosos profesionales del campo se congregaron en dos grandes columnas, originando un paro significativo en el centro de la ciudad. Esta concentración, organizada por los sindicatos URA y USAGA, buscaba exponer sus exigencias frente a lo que consideran una gestión gubernamental deficiente, afectando directamente su sustento y el futuro del sector primario en la región.
La protesta, que inició con una marcha organizada desde puntos estratégicos de la ciudad, desembocó en una ocupación prolongada de las principales vías, en especial las calles Uría y Marqués de Santa Cruz. Los manifestantes demandan una revisión de las políticas y normativas que, a su juicio, burocratizan excesivamente su labor, tales como la Ley de Calidad Ambiental y la normativa regional de bienestar animal. Asimismo, solicitan ajustes en los baremos de daños por fauna salvaje y una gestión más ágil de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC), incluso ante la pendencia de inspecciones.
La jornada del jueves culminó sin acuerdos definitivos, pese a una reunión con la directora general de Ganadería, Rocío Huerta. Los agricultores y ganaderos, decididos a hacer oír sus voces, optaron por permanecer en la ciudad, pasando la noche a la intemperie, a la espera de una reunión crucial con el consejero de Medio Rural y Política Agraria prevista para el viernes a las 13:00 horas.
Los momentos de tensión no se hicieron esperar, especialmente al aproximarse a la sede de la Presidencia del Principado, donde se produjeron enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, que se vieron obligadas a intervenir. Sin embargo, la firmeza de los manifestantes refleja la profundidad de su descontento y la urgencia de sus demandas.
La situación en Oviedo no solo ha generado un debate sobre la gestión del sector primario en Asturias sino que también ha puesto de relieve la necesidad de diálogo y entendimiento entre el gobierno y los trabajadores del campo. La comunidad asturiana sigue expectante ante los resultados de las negociaciones, esperando soluciones que reconozcan la importancia vital del sector agrícola y ganadero para la región.