Ante el creciente interés en el jamón ibérico durante las festividades navideñas, se han detectado varias tácticas engañosas utilizadas por algunos vendedores para estafar a los consumidores. Aquí te ofrecemos algunos consejos y métodos para identificar y evitar posibles fraudes.

Una señal de alarma es el precio inusualmente bajo de los jamones ofrecidos. Los precios significativamente menores que el promedio del mercado pueden indicar que el producto es robado o falso. Las empresas legítimas suelen tener precios similares, por lo que una gran diferencia de precio debe generar sospecha.

Recientemente, se descubrió un caso en el que se usó betún para colorear la pezuña de un jamón y venderlo falsamente como ibérico. Para evitar esta estafa, es crucial verificar que el jamón tenga una brida oficial de ASICI. Los consumidores pueden descargar la aplicación de ASICI y escanear el código de barras en la brida para confirmar rápidamente si el jamón es genuinamente ibérico y sus características.

Si el producto no está etiquetado específicamente como "ibérico", y en su lugar utiliza términos ambiguos como "jamón de campo", no puede venderse legítimamente como ibérico. La autenticidad del producto se confirma a través de la brida oficial de ASICI.

Dentro de la categoría de jamón ibérico, existen diferentes porcentajes relacionados con la raza del cerdo. La normativa exige que estos porcentajes estén claramente especificados, y si no lo están, no se puede confirmar su autenticidad.

Muchos jamones se venden como "fuera de norma", una categoría que algunos utilizan para justificar la venta de productos que no cumplen con los estándares, como los que pesan menos de 7 kilos. En estos casos, el consumidor debe confiar en la honestidad del vendedor.

Estos puntos clave permiten a los consumidores estar informados y prevenir engaños al comprar jamón ibérico, asegurando una elección segura y auténtica durante las celebraciones navideñas.