Casi el 60% de los jóvenes y adolescentes han probado bebidas energéticas, revela un estudio de la Universidad de Oviedo. Esta tendencia creciente ha generado alarma entre los expertos, quienes advierten sobre los riesgos para la salud, incluyendo efectos adversos en el sistema cardiovascular, digestivo, endocrino y sobre la salud mental. La combinación de estas bebidas con alcohol es particularmente peligrosa, ya que puede llevar a una falsa percepción de control y aumentar el riesgo de accidentes y problemas de salud a largo plazo.

El Grupo de Conductas Adictivas del Departamento de Psicología de la Universidad, tras analizar más de un millón de personas en 192 estudios, urge medidas legislativas para reducir la disponibilidad y accesibilidad de estas bebidas entre los más jóvenes. Las propuestas incluyen aumentar los precios, establecer una edad mínima legal de consumo, promover la transparencia sobre los ingredientes y sus efectos, y restringir la publicidad dirigida a menores.

El estudio, publicado en la revista 'Addiction', es un llamado a la acción para proteger la salud de las generaciones más jóvenes y frenar una tendencia que, aunque popular, esconde peligros significativos para la salud física y mental de los adolescentes.