En la madrugada del sábado un trágico suceso desgarró la calma de Asturias. La AS-II, una vía que conecta a las ciudades de Gijón y Oviedo, fue el escenario de un accidente devastador, uno que involucró a un kamikaze, un hombre conocido y respetado en su comunidad, y que dejó un rastro de desolación y preguntas sin respuesta.
Alberto Fernández Reigada, "Beto" para aquellos que lo conocían en Grado, su ciudad natal, eligió un camino inverso en la AS-II, desafiando el flujo normal del tráfico. Nadie sabe por qué. Los que lo conocían lo describen como un hombre lleno de vida, trabajador, leal y culto. Su decisión esa noche, conduciendo a velocidades extremas en dirección contraria, es un enigma que atormenta a todos.
El choque frontal fue inminente y fatal. Beto y Puri Ramos, una profesora de 50 años, perdieron la vida en el acto. En los momentos posteriores al impacto, los servicios de emergencia llegaron rápidamente, pero nada pudieron hacer. La tragedia había sellado su cruel destino.
La noticia golpeó a la comunidad de Grado como un trueno. Un sentimiento de incredulidad y dolor inundó las calles. "Beto era muy querido, esto es una película de terror", murmuraban entre sollozos los vecinos, incapaces de reconciliar la imagen del hombre que conocían con los hechos de esa noche. Su familia, sumida en el más profundo dolor, optó por el silencio y la intimidad para despedir a su ser querido.
Los profesionales de emergencias, testigos de primera mano de la catástrofe, quedaron marcados por la impotencia de no poder cambiar el resultado. Cada llamada de emergencia es un desafío, pero esta, en particular, dejó una cicatriz emocional profunda.
Este accidente no es solo una historia de dos vidas perdidas. Es un reflejo de cómo un momento puede alterar tantas vidas y cómo una comunidad se une en el duelo. Las calles de Grado y de Asturias se llenaron de una tristeza compartida, un recordatorio de lo frágil y precioso que es cada momento.
La historia de Beto, su vida y su inesperado final, sigue siendo un misterio. Lo que llevó a este hombre, conocido por su espíritu emprendedor y su bondad, a tomar esa fatal decisión, tal vez nunca se sepa. Pero lo que permanece es el impacto de sus acciones, no solo en las vidas que se llevó consigo, sino en el corazón de una comunidad que todavía busca respuestas.