Asturias ha ganado un nuevo reconocimiento en el ámbito deportivo, esta vez en el culturismo, gracias a la impresionante hazaña de María José García. Esta ovetense, que lleva una doble vida como profesora y nutricionista, ha desafiado las expectativas al obtener el segundo puesto en el Campeonato Mundial de Culturismo en Braga, Portugal.
En la competición, organizada por la IFBB (la federación clásica de culturismo), García destacó en la categoría Wellness, una división enfocada en atletas femeninas con una mayor masa muscular en la parte inferior del cuerpo. Su logro es aún más notable considerando que se enfrentó a rivales de alto calibre, incluidas culturistas africanas y brasileñas, conocidas por su genética favorable para el deporte.
García, quien inicialmente creía haber alcanzado su pico en el culturismo al obtener su carnet profesional, se sorprendió a sí misma y a muchos otros con su triunfo en Portugal. Detrás de su medalla de plata, hay una historia de sacrificio y dedicación. La culturista asturiana explica que la disciplina va mucho más allá de "cuatro forzudos levantando peso", destacando el rigor y la preparación que requiere competir a este nivel.
Curiosamente, García no vive del culturismo. A pesar de su éxito, lamenta la disparidad salarial en la disciplina, especialmente para las mujeres, y revela que solo recibió 2.000 euros por su posición en el campeonato. Además, sus compromisos laborales le permitieron asistir solo a dos competiciones internacionales este año.
Después de su regreso de Portugal, García retomó inmediatamente sus responsabilidades cotidianas, enseñando en un colegio público de Granda y atendiendo a sus pacientes en su clínica de nutrición en La Corredoria. Este equilibrio entre su pasión por el culturismo y su vida profesional demuestra no solo su capacidad atlética sino también su compromiso y resiliencia.
García ve su viaje en el culturismo no solo como un desafío físico, sino también como una oportunidad para el crecimiento personal. A pesar de las dificultades, considera que la experiencia vale la pena, subrayando cómo los desafíos del deporte hacen que los problemas cotidianos parezcan menores. Su historia es un testimonio del espíritu deportivo y la determinación, poniendo a Asturias en el mapa del culturismo mundial.