En una demostración de fuerza política, el Partido Popular (PP) lideró una serie de protestas en toda España, incluyendo Asturias, en contra de la propuesta de ley de amnistía negociada por el presidente en funciones, Pedro Sánchez. Esta legislación, criticada por facilitar la investidura de Sánchez con el apoyo de Junts y Esquerra, ha generado una ola de descontento en el país.

El PP, bajo la dirección de Alberto Núñez Feijóo, cifró la participación en estas manifestaciones en más de dos millones de personas, aunque las delegaciones del Gobierno estiman unas 500,000. Estas protestas, bajo el lema "No al privilegio. No a la impunidad. No a la amnistía", se extendieron por las 52 capitales de provincia de España, evidenciando un notable apoyo en bastiones del PP como Madrid, Valencia, Andalucía o Zaragoza, aunque con menor impacto en las capitales vascas y catalanas.

Esta movilización representa un cambio significativo en la dinámica política española, demostrando la capacidad del PP de movilizar a la "mayoría silenciosa" y tomar la delantera en las calles, incluso superando a Vox, el partido de Santiago Abascal, que también llamó a sus votantes a unirse a las protestas. Feijóo aprovechó esta plataforma para lanzar un desafío directo al futuro gobierno de coalición, prometiendo no callar hasta la convocatoria de nuevas elecciones y cuestionando abiertamente la legitimidad de Sánchez.

Las manifestaciones transcurrieron pacíficamente, destacándose la participación de votantes de diversos partidos, incluyendo sectores críticos del PSOE. Este evento marca un momento histórico para el PP, consolidando su posición como una oposición fuerte y activa, y estableciendo las bases para una intensa campaña contra el gobierno de Sánchez. La respuesta en Asturias y otras regiones refleja una creciente polarización en el panorama político español, con implicaciones significativas para el futuro político del país.