El dinamismo del mercado inmobiliario español ha encontrado un impulso inesperado en los inversores latinoamericanos, particularmente en ciudades donde la tradición y la modernidad convergen con una oferta cultural y turística sin igual, como Barcelona y Madrid. Tras un periodo de desaceleración empresarial en Cataluña, que vio a unas 4,700 empresas trasladar su sede fuera de la región desde 2017, el interés por activos inmobiliarios en Barcelona por parte de estos inversores ha resurgido vigorosamente. Este renacimiento, según expertos de la consultora inmobiliaria catalana Laborde Marcet, se debe en gran medida al sobrecalentamiento del mercado madrileño y las bajas rentabilidades que este ha generado recientemente, desviando así la atención hacia la Ciudad Condal con sus singulares atractivos.
Pese a los desafíos regulatorios y la incertidumbre política que han pesado sobre el crecimiento económico de Barcelona, la percepción es que con el cambio el cambio en la alcaldía la ciudad podría estar recuperando su pleno potencial, ofreciendo un terreno fértil para la inversión inmobiliaria. En este contexto, la promoción y rehabilitación de propiedades y la flexibilización de licencias administrativas se perfilan como claves para consolidar la confianza de los inversores.
Mirando al panorama general de España, la inversión inmobiliaria del primer trimestre de 2023 refleja una contracción comparada con el año anterior, atribuida a la tensión inflacionista y las crisis financieras globales. No obstante, Madrid y Barcelona captaron el 60% de la inversión total, revelando la continua atracción por estas metrópolis. El interés no proviene solo de inversores latinoamericanos, sino también de estadounidenses y europeos, con los inversores privados y los family offices incrementando significativamente su participación de mercado.
El año 2022 fue testigo de una participación extranjera sobresaliente en el mercado inmobiliario español, con cerca de 90,000 viviendas adquiridas por compradores internacionales, lo que supera las cifras prepandémicas y representa un 13.75% del total de las compraventas. Los británicos, alemanes y franceses encabezaron este movimiento, aunque la tendencia sugiere una moderación para 2023. Geográficamente, esta demanda extranjera se concentra en el arco mediterráneo y los archipiélagos, con Baleares liderando en términos de volumen de compraventas extranjeras.
A pesar de la desaceleración observada en los precios de las viviendas a finales de 2022, el mercado aún experimentó un crecimiento interanual significativo. El ritmo de crecimiento de los precios se desaceleró desde un pico del 6.7% en el primer trimestre de 2022 al 3.3% en el último trimestre, una señal de que los precios siguen ajustándose a las condiciones cambiantes del mercado.
Con estos datos en mano, se puede concluir que el mercado inmobiliario español está evolucionando hacia un nuevo escenario, influenciado por la entrada de capital latinoamericano y estadounidense, y por las adaptaciones a los cambios económicos y políticos que atraviesa el país. Este panorama dibuja un futuro en el que la inversión extranjera juega un papel cada vez más central, con implicaciones significativas para la economía local y el tejido urbano de algunas de las ciudades más icónicas de España.