En una movida que parece sacada de una comedia clásica, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, emuló ayer la famosa película de Woody Allen "Toma el dinero y corre". Y es que, tras acudir al Senado a defender fervientemente la ley de amnistía y el derecho a celebrar un referéndum de autodeterminación en Cataluña, Aragonès decidió que escuchar las opiniones contrarias no estaba en su guion del día y abandonó la sala sin más.
El presidente catalán parecía estar en un monólogo exclusivo, donde solo su voz tenía peso. Asegurando que defendía "el bienestar y prosperidad” de los catalanes, Aragonès no dudó en pedir más concesiones económicas para Cataluña, como la transferencia de Rodalíes. Sin embargo, cuando llegó el momento de escuchar las réplicas, el protagonista de nuestro particular film decidió que era hora de correr.
El presidente de Aragón, el popular Jorge Azcón, expresó su desconcierto ante tal acto de desconsideración política. "Es difícil entender que luego no haya diálogo, que venga a hablar solo y a tener un monólogo y no a escuchar a los demás", comentó Azcón, destacando el agravio que significa no dar cabida al diálogo en un espacio de debate como es el Senado.
Y mientras Aragonès interpretaba su papel estelar, los demás presidentes autonómicos esperaban su turno para ser escuchados. "Estamos acostumbrados", señaló con ironía el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, sobre la actitud del presidente catalán.
La película que presentó Aragonès en el Senado plantea más preguntas que respuestas. Con negociaciones con el PSOE en un punto crítico por la insistencia del referéndum, este acto de descortesía podría ser la escena que defina el próximo acto en la política española. Y mientras esperamos el desenlace, nos preguntamos: ¿Volverá Aragonès a escuchar las opiniones contrarias o seguirá corriendo con el guion bajo el brazo? Solo el tiempo dirá.