La violencia sexual es un problema grave en la sociedad española actual. Según la legislación vigente, se consideran actos de violencia sexual cualquier acto que atente contra la libertad sexual de otra persona sin su consentimiento. Esto incluye desde comentarios e insinuaciones no deseadas, hasta el acoso, la agresión sexual o la violación.
Recientemente, el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, besó en la boca a la futbolista Jenny Hermoso mientras celebraban la victoria de la selección femenina española en la celebración del Mundial. Este hecho ha generado debate sobre si ese beso no consentido puede considerarse violencia sexual.
Por un lado, algunos argumentan que se trata de un simple beso de amigos, un gesto de celebración espontáneo y sin mala intención que no debería categorizarse como violencia. Señalan que no hubo un componente sexual explícito ni una intención de intimidar o someter.
Sin embargo, otros apuntan que, independientemente de la intención, besar a alguien sin su consentimiento es una invasión del espacio personal y puede resultar incómodo, intimidante o amenazante para la persona receptora. Aunque no haya un componente sexual obvio, implica anular la voluntad y autonomía de la otra persona sobre su propio cuerpo.
Desde una perspectiva legal, podría argumentarse que el beso no cumple los requisitos para considerarse violencia sexual en sentido estricto. Pero desde una visión más amplia, que busca prevenir y erradicar todas las conductas que perpetúan la cultura del acoso y el sometimiento, sí podría verse como un acto inapropiado que refuerza ciertas dinámicas de poder y que debería desalentarse.
En conclusión, aunque no pueda catalogarse sin discusión como violencia sexual desde un punto de vista legal, el beso de Rubiales a Hermoso sin su consentimiento fue inadecuado y refleja actitudes que deberían modificarse para avanzar hacia una sociedad de relaciones más igualitarias y respetuosas. Más allá de la intención o el gesto específico, es importante fomentar una cultura del consentimiento y los límites personales que prevenga cualquier forma de violencia o intimidación sexual.