El futuro político de España después de las elecciones sigue siendo incierto, con el Partido Popular y el PSOE con resultados que no otorgan una clara mayoría a ninguno. En esta situación, la elección del presidente del gobierno recae finalmente en manos del Rey Felipe VI.
Según la constitución española, después de unas elecciones el Rey propone un candidato a la presidencia tras consultar con los representantes de los partidos. Si el candidato no logra suficientes apoyos en el Congreso en la primera propuesta (con una primera votación por mayoría absoluta y una segunda por mayoría simple) habrá otra ronda de consultas antes de proponer un nuevo nombre.
En este caso, el Rey tiene dos opciones principales: proponer a Núñez Feijóo, líder del PP, o apostar por la continuidad de Pedro Sánchez como líder del PSOE. Ambos precisarían del apoyo de otros partidos para alcanzar la mayoría necesaria.
Las posibilidades de Feijóo dependen de si llega a acuerdos con Vox y con el PNV in extremis, para obtener sus votos. Sánchez, por su parte, necesitaría pactar con SUMAR y formaciones independentistas. Por el momento, ninguno parece tener las alianzas claras.
El Rey probablemente opte primero por Sánchez, al ser el actual presidente y prometer apoyos sufiientes. Pero si fracasa en la investidura, Feijóo podría tener una oportunidad antes de convocar nuevas elecciones. Felipe VI seguramente intentará evitar la repetición electoral proponiendo un candidato con opciones reales de éxito.
La situación es compleja y el futuro político de España continúa incierto. Pero la decisión inicial del Rey en proponer un candidato será clave para desbloquear el tablero político tras unas elecciones sin mayorías claras.