Aparece muerto Igor Postolache, el asesino de la niña Erika Yunga en Oviedo

Aparece muerto  Igor Postolache, el asesino de la niña Erika Yunga en Oviedo

 

El cuerpo del moldavo apareció esta mañana en una celda de ingresos de la cárcel de León; hoy iba a ser trasladado a otra prisión

Igor Postolache, asesino de la niña Erika Yunga, ha aparecido esta mañana muerto en una celda de ingresos de la cárcel de León. Todo parece indicar que se trata de un suicidio, según han informado fuentes cercanas al caso. Esta mañana iba a ser trasladado a otra cárcel para cumplir la pena de prisión permanente revisable que aceptó el pasado mes de abril por «haber matado con ensañamiento y alevosía a la menor». Además, por el delito de agresión sexual asumía una pena de doce años y seis meses de prisión, dos y medio menos de lo que se le reclamaba inicialmente aplicando la ley de 'sólo sí es sí'.

El asesino fue trasladado a la cárcel de Mansilla de las Mulas a los pocos días de su detención. Durante todo este tiempo mostró una actitud «discreta» en el módulo de respeto y terapéutico lleno de asesinos, agresores sexuales y pederastas, donde estaba hasta hace poco, entre otros, José Enrique Abuín, alias 'El Chicle', el asesino de Diana Quer. A principios de este año, el moldavo reconoció «con una actitud muy fría» haber asesinado y violado a la niña.

Un crimen que fue premeditado, porque decidió terminar con la vida de Erika antes de ejecutar esta acción criminal el pasado 5 de abril de 2022. Para ello, según la Fiscalía, estudió los horarios de entrada y salida de la menor en su portal. Sabía que la niña regresaba a su casa sobre las tres menos cuarto de la tarde, y ese día dejó bajadas todas las persianas de su domicilio, en el mismo inmueble que la familia Yunga, para que nadie viera lo que iba a suceder minutos después en el interior de la vivienda. También guardó dentro del cajón de su mesita de noche una cinta de embalar de color marrón, así como nueve bridas negras «por si fuera necesario amordazarla», y cogió un cuchillo de la mesa «de once centímetros de longitud y dos de ancho» que escondió entre sus ropas.

Salió de su casa y se escondió a la espera de que llegase la niña. Ella timbró al telefonillo de su casa y al entrar al edificio fue atacada, añade Fiscalía, «de forma absolutamente sorpresiva». Le asestó varias cuchilladas y la arrastró hasta el interior de su vivienda en el primer piso. La niña trató de defenderse y oponer resistencia, pero «no lo consiguió». En el interior del piso, añade el Ministerio público, Postolache la llevó hasta el baño donde la dejó para después «dirigirse al dormitorio». Allí se quitó la ropa y regresó junto a ella, que estaba «gravemente herida y era incapaz de desplazarse por sus propios medios». Una situación que no impidió que la siguiese apuñalando y la agrediese sexualmente.

Como tardaba, un hermano de la menor bajó al encuentro y al encontrarse la sangre comenzó a gritar. Una vecina alertó a la Policía Nacional, que lo detuvo.

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