Humildad, cercanía, audacia y un profundo amor a Asturias. Son los requisitos que ha pedido en la jornada de ayer el presidente del Principado, Adrián Barbón, a los nuevos consejeros y consejeras, quienes han tomado posesión de sus cargos en la Junta General. Durante su intervención, el presidente ha incidido en ese mensaje a los miembros de su Ejecutivo: “No os quiero encerrados en vuestros despachos envueltos por la burocracia. Debéis estar a ras de tierra, dispuestos a escuchar las críticas y necesidades de la sociedad, porque quiero consejeros y consejeras que sepan pisar el barro”, ha subrayado.
Tras la promesa de los cargos en un acto institucional que ha contado con la presencia de las principales autoridades judiciales, civiles y militares de la comunidad, Barbón ha animado a su equipo a convertirse en protagonistas activos “de la década del cambio”, especialmente ante la “ola involucionista” que recorre Europa. “Tenemos que ponerle freno porque somos un gobierno que ejemplifica la política progresista”, ha subrayado.
El “honor inmenso” que, en palabras del presidente, supone formar parte del Gobierno de Asturias, viene unido irremediablemente a “la enorme responsabilidad que conlleva el cargo”. Por ello, Barbón ha recordado que el motor que debe mover a su gabinete “es el de la vocación de devolver a Asturias todo lo que esta tierra nos ha dado”. “Debéis ser dignos herederos de los anteriores gobiernos del Principado, que han dado lo mejor de sí en favor de esta región”, ha recomendado.
El nuevo Ejecutivo cuenta con diez consejerías, las mismas que la pasada legislatura, aunque adaptadas a los nuevos retos. Se trata de un gobierno paritario que por primera vez cuenta con una mujer como vicepresidenta, Gimena Llamedo, quien también ocupará la cartera de Presidencia, Reto Demográfico, Igualdad y Turismo.