Con la llegada del verano, las mascotas se exponen a los riesgos que conllevan las altas temperaturas. De hecho, el calor es uno de los principales motivos de urgencias en esta época.
Lo ideal es la prevención, no dejando nunca a los animales en lugares cerrados y poco ventilados, especialmente si hay cristales o la construcción tiene el peligro de acumular temperatura (naves, habitaciones de pequeñas dimensiones con grandes cristaleras…) así como proveer de zonas de sombra en espacios abiertos y evitar el ejercicio en las horas de máxima temperatura.
Si se ha producido el golpe, actuar rápido para estabilizar a la mascota es esencial para evitar graves problemas. Reconocer sus síntomas y cuáles son los primeros auxilios que se deben realizar antes de acudir a la clínica veterinaria es fundamental para prevenir consecuencias más graves.
Entre los síntomas más comunes se encuentran: jadeo intenso y dificultad para respirar, temperatura corporal elevada, aumento del ritmo cardíaco, enrojecimiento de la lengua y ojos, vómitos y debilidad en las extremidades.
En cuanto a los primeros auxilios, para frenar el golpe de calor, se recomienda llevar a la mascota a una zona sombreada y sumergirla en una bañera con agua fresca. Si esto no es posible, es primordial al menos remojar las almohadillas y el vientre. Además, se puede ventilar su cuerpo con un abanico y masajear las patas para favorecer la circulación sanguínea. Una vez hecho esto, se debe buscar atención veterinaria urgente para recibir un tratamiento apropiado.