Barbón: “Asturias necesita que la pensemos a lo grande..."

Barbón: “Asturias necesita que la pensemos a lo grande..."

El presidente del Principado, Adrián Barbón, abogó ayer por “pensar a lo grande” y tomar decisiones estratégicas con efectos a medio y largo plazo, “más allá del gobierno cotidiano de las cosas”. El jefe del Ejecutivo, que ha asistido a la entrega del XII Premio Álvarez Margaride a la Trayectoria Empresarial, ha subrayado que “Asturias, que en unos meses estrenará la alta velocidad ferroviaria, necesita que la pensemos en grande, sin temores ni complejos, con la ambición que corresponde a una comunidad que está estrenando otra etapa histórica de su desarrollo”. Barbón ha reconocido que estas afirmaciones “funcionan como un boomerang, que pueden volverse en mi contra, pero no estoy pensando en el titular de mañana, sino en la Asturias de la próxima década”.

El jefe del Gobierno ha asegurado que el Principado reúne los requisitos para liderar un potente despegue industrial y económico los próximos años, y citó, entre otros, los recursos naturales, de comunicaciones y logística, de seguridad jurídica, de mano de obra cualificada, de innovación y, sobremanera, de talento. “En la tercera década del siglo XXI, los yacimientos de talento son el mejor catalizador económico que existe”, motivo por el que las políticas de retención y captación del talento seguirán cobrando “gran relevancia en la próxima legislatura”

Adrián Barbón ha felicitado al empresario mexicano José Antonio Fernández Carbajal, galardonado en esta ocasión, al tiempo que ha destacado la sólida colaboración entre México y Asturias, que se verá fortalecida por el acuerdo entre la Universidad de Oviedo y el Tecnológico de Monterrey, gracias al cual Asturias acogerá el Centro europeo de emprendimiento e innovación en tecnologías digitales. Según el presidente, el reto es “convertir Asturias en la gran plataforma para el despegue empresarial mexicano en España y Europa”.

 

Intervención completa del presidente del Principado, Adrián Barbón, durante la entrega del XII Premio Álvarez Margaride a la Trayectoria Empresarial

La asociación Asturias Patria Querida nos regala cada junio este acto en memoria de José Luis Álvarez Margaride. Mis primeras palabras tienen que ser de enhorabuena y agradecimiento, con una felicitación muy especial para José Antonio Fernández Carbajal, a quien han distinguido con acierto con su galardón anual.

La iniciativa empresarial y la actividad política comparten varios rasgos. Por ejemplo, ambas entienden poco y mal de vacaciones. Eso que ahora se llama desconexión es un imposible: siempre hay que estar al acecho de la oportunidad. Porque las oportunidades, sean políticas o de negocio, no admiten reservas: si no se aprovechan, pasan de largo.

Entenderán, por tanto, que hoy exprima esta ocasión. Sería una frivolidad desperdiciar esta tribuna cuando estamos en vísperas de que arranque el lunes la próxima legislatura autonómica. Un mandato en el que podremos demostrar que si Asturias es un gran sitio para vivir, también se ha convertido en un lugar para invertir.

Utilizo el plural a propósito porque es un objetivo compartido. A ustedes les interesa tanto como a mí.

La pregunta que toca hacerse es si la realidad acompaña los buenos deseos, porque mis palabras podría suscribirlas cualquier gobernante. Algunos datos nos ayudan a comprobarlo:

  • En los cinco primeros meses del año, la creación de empresas aumentó un 17,7%, siete puntos más que la media nacional. Además, el capital invertido creció un 87,6% respecto al mismo período de 2022.

  • Como conviene ser precavidos, cabe advertir que ese  indicador es demasiado coyuntural. Bien, pues añadamos otros. Llevamos tres años con saldo empresarial positivo: a Asturias vienen más empresas de las que se van.

  • Esto ya parece algo más consistente. Si sumamos que en 2022 obtuvimos un récord histórico de exportaciones, que la inversión extranjera se elevó un 555% o que la inversión de las empresas asturianas en el exterior ha alcanzado un nivel que no tenía desde hace dos décadas, ya tenemos anclajes suficientes para asegurar que, en efecto, Asturias vive un momento de dinamismo empresarial.

Pero no me conformo con esos números. También afirmo, y con los pies en la tierra, que Asturias reúne los requisitos para liderar un potente despegue industrial y económico los próximos años. Con permiso del señor Fernández Carbajal, que tiene importantes lazos con Coca-Cola, los ingredientes para atraer inversiones no son tan secretos como la fórmula de esa bebida. Hablamos  de recursos naturales, de comunicaciones y logística, de seguridad jurídica, de mano de obra cualificada, de innovación y de calidad de vida. Y, sobremanera, de talento: en la tercera década del siglo XXI, los yacimientos de talento son el mejor catalizador económico que existe. Por eso tanto en la legislatura que acaba como en la que comienza otorgamos tanta relevancia a las políticas de retención y captación del talento, también entre la emigración.

A los políticos se nos reprocha que vivamos pendientes del instante. La crítica sostiene que nos preocupan más las elecciones de mañana que los efectos a medio y largo plazo de nuestras decisiones y que así, atados en corto, somos incapaces de tomar decisiones estratégicas.

Me permito negar la mayor. A lo largo de los más de 40 años de nuestra historia autonómica se han adoptado medidas con la vista bien alzada al horizonte; tanto, que fueron incomprendidas cuando se adoptaron. El caso más conocido es el del turismo, cuando un gobierno de Pedro de Silva se arriesgó a convertir una región montañosa y cargada de lluvias en un paraíso natural.  Hoy somos uno de los destinos más apreciados de España. El año pasado, batimos todas nuestras marcas con 2,4 millones de visitantes y las expectativas para esta temporada de verano vuelven a ser magníficas.

También hay ejemplos más recientes de decisiones estratégicas. Cito dos que ha protagonizado mi gobierno.

  • La primera, cuando decidimos aparcar los miedos a la transición ecológica. Gracias en parte a esa audacia, estamos asistiendo a un resurgimiento industrial ligado precisamente al paradigma de la economía sostenible y digital. El plan de Arcelor para fabricar acero verde aquí mismo, en Veriña, se suma a los proyectos de EdP, las iniciativas de digitalización de TSK, la fábrica de paneles fotovoltaicos de Langreo, la nueva etapa de Duro Felguera, la puesta en servicio de la regasificadora de El Musel, las mejoras en Ence, el liderazgo internacional de los astilleros Armón y Gondán o las ofertas para la antigua planta de Alcoa. Todas esas empresas, y muchas otras que no cito, son los nombres de este pujante rebrote industrial en marcha.

  •  La segunda, la apuesta por la ciencia y la innovación. Sabíamos que Asturias tenía que participar en la competición mundial del talento; lo que no sabíamos, lo confieso, es que íbamos a obtener tan buenos resultados en tan poco tiempo. En sólo cuatro años hemos pasado de dos a doce centros de I+D, se ha multiplicado el número de start ups y somos la cuarta comunidad con más peso de los sectores tecnológicos sobre el empleo. Ahora, con Sekuens, la Agencia de Ciencia, vamos a impulsar polos de innovación vinculados a los sectores más emergentes, como la biotecnología o el hidrógeno verde.

No pongo más muestras. Toda esta breve intervención tiene un propósito: demostrar que estamos obligados a pensar en grande, más allá del gobierno cotidiano de las cosas. Asturias, que en unos meses estrenará la alta velocidad ferroviaria, necesita que la pensemos en grande, sin temores ni complejos, con la ambición que corresponde a una comunidad que está estrenando otra etapa histórica de su desarrollo. Soy consciente de que estas afirmaciones funcionan como un boomerang, que pueden volverse en mi contra, pero no estoy pensando en el titular de mañana, sino en la Asturias de la próxima década.

La presencia de José Antonio Fernández Carbajal me anima también a plantear otro desafío. La fuerte implantación de capital mexicano en Asturias es un hecho. Antes me referí a Duro Felguera, que cuenta con la entrada de Prodi y Mota-Engil para galvanizar su porvenir industrial. Los dos grandes clubes de fútbol, el Sporting y el Oviedo, son propiedad de los grupos Orlegi y Pachuca, respectivamente. Nuestro admirado Antonio Suárez, al frente de Grupomar, ha impulsado la construcción naval con el encargo de varios atuneros.  Empresarios mexicanos, en fin, han promovido también ambiciosas iniciativas turísticas en el Principado.

La sólida colaboración entre México y Asturias es evidente.  Una relación que se enraíza en la entraña histórica de la emigración y que, además, se verá fortalecida por el acuerdo entre la Universidad de Oviedo y el Tecnológico de Monterrey, gracias al cual Asturias acogerá el Centro europeo de emprendimiento e innovación en tecnologías digitales. Recurro de nuevo a la misma expresión: no podemos perder esta oportunidad.  El reto es convertir Asturias en la gran plataforma para el despegue empresarial mexicano en España y Europa. Nunca estuvimos en mejores condiciones para lograrlo.

Por ganas, seguiría desvelándoles otras ambiciones, pero no les robaré más minutos. Ya ven que sigo pleno de ilusión y confianza en Asturias. Gracias de nuevo a la asociación Asturias Patria Querida, gracias también a las entidades patrocinadoras. Y, por supuesto, mi más sincera enhorabuena a José Antonio Fernández Carbajal.

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