La ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, ha presidido esta mañana el acto de homenaje a las mujeres víctimas de la violencia de género que, con motivo de la conmemoración del 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género, se ha celebrado en la sede del Instituto de la Mujer.

La ministra, que ha estado acompañada, entre otras personalidades, por la secretaria de Estado de Igualdad, Laura Seara; el delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente, y la directora general del Instituto de la Mujer, Teresa Blat, ha resaltado la necesidad de continuar con el trabajado iniciado por distintas asociaciones de mujeres y víctimas de malos tratos, que se vio reforzado con la aprobación de la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. “Una ley de atención y protección a las víctimas, y también de sensibilización y de lucha frente al machismo criminal”, ha señalado Pajín.

La ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad ha asegurado que “el despertar de esa conciencia ciudadana frente al crimen de la violencia machista nos ha permitido no sólo contar con una ley específica sino desplegarla en todos sus frentes”. En este sentido, ha destacado la labor desarrollada desde el Gobierno en el ámbito de la sensibilización, la prevención y la protección.
Pajín ha recordado que la denuncia es la “puerta de entrada para que los poderes públicos puedan actuar ante un caso de violencia de género”, tras lo que ha añadido que frente a la violencia de género “no cabe la tibieza en las posiciones ni la complicidad del silencio, sino una contundente actuación ciudadana por la vida y la libertad de las mujeres”.

La ministra ha insistido en la necesidad de transmitir un mensaje de esperanza a las mujeres víctimas de malos tratos, puesto que “la violencia no es una cadena perpetua, la violencia se supera porque hay otras mujeres que lo han logrado y ahora no tienen que hacerlo solas”.

La llama del pebetero, prendida en 2004 por una representación de familiares de mujeres víctimas de violencia de género, como símbolo imperecedero y continuo del dolor por las vidas arrebatadas y del compromiso de toda una sociedad por erradicar esta lacra, ha vuelto a centrar el acto de homenaje.

El pebetero, cuya llama no se ha apagado ni un solo día, es la representación gráfica del día a día de esas familias y amistades que combaten la profunda tristeza por la ausencia, ofreciendo esperanza a las mujeres atrapadas en la destructiva espiral de la violencia de género.

Ellas deben saber que, del mismo modo que una llama que no cesa, son infinitas las manos tendidas que encontrarán para ayudarlas y para acompañarlas en el camino de salida. Y que del mismo modo que nunca se apagará la llama del pebetero, tampoco han de apagarse sus esperanzas. Ese el verdadero compromiso de una sociedad que no aparta la mirada y que planta cara a la violencia de género.

Como broche final a este acto de recuerdo a las mujeres que han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas, y de las que sufren esta cruel manifestación de la desigualdad en sus cuerpos y en sus mentes, la cantante Luz Casal les ha dedicado un tema de su último trabajo que, bajo el título Un ramo de rosas, lanza un mensaje emocionado, sereno y lleno de esperanza a las mujeres que sufren violencia de género