Madrid, 19 de enero de 2023.- La Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) y la Malta Health Network (MNH), organizaciones que representan a las personas con enfermedad crónica en España y Malta respectivamente, han elaborado la Guía ‘La gestión de personas con enfermedad crónica en el entorno laboral’ con el objetivo de dar visibilidad a la situación de las personas que viven con una enfermedad crónica y contribuir a su plena inclusión laboral y social.
Para ello, han desarrollado esta guía dirigida a empresas y empleadores que persigue el doble propósito de: por un lado, informar a las empresas sobre el impacto de la cronicidad en el empleo y las necesidades de estos trabajadores y, por el otro, orientarlas sobre los posibles ajustes a implementar que contribuyan a favorecer la inclusión de las personas con enfermedad crónica en los espacios de trabajo.
En Europa, una de cada tres personas de entre 16-64 años (población activa) tiene una enfermedad o problema de salud crónica y su prevalencia es mayor en mujeres que en hombres. La mayoría de las personas con enfermedades crónicas pueden y desean acceder al mercado laboral y mantener sus puestos de trabajo. “Aun así, poder trabajar es una de las mayores preocupaciones y motivos de consulta a las asociaciones de
pacientes. Es una realidad que el desempleo o el despido afectan más a las personas que tienen una enfermedad crónica”, afirma la presidenta de la POP, Carina Escobar. Además, añade que “desarrollarse en el ámbito laboral es una vía para alcanzar una mayor calidad de vida, ya que sentirse activo y productivo tiene beneficios sobre la salud física y mental. La Administración, Empresas, empleadores y trabajadores deben buscar la mejor forma de que la persona con enfermedad crónica pueda desarrollar su talento en beneficio de todos”.
En este sentido, desde MHN, la presidenta Gertrude Buttigieg destaca que “en estos momentos en los que hay una situación económica difícil en toda Europa, tener personas con enfermedades crónicas en el lugar de trabajo es beneficioso a todos los niveles. Tanto para los propios pacientes crónicos, ya que tener un empleo remunerado, incluso a tiempo parcial, ayuda en su salud física, mental y vida social. Como para los propios empleadores, ya que la voluntad de estos pacientes de contribuir a su lugar de trabajo brinda un mejor rendimiento para las empresas y no tienen que buscar contratar nuevas personas y perder el personal calificado y capaz”.
Impacto emocional
Convivir con una enfermedad crónica es complejo y requiere de adaptaciones en el ámbito laboral. “Cuando la enfermedad llega se tiende a pensar que la vida ya no será igual, que no podrá realizar las mismas actividades, que necesitará ayuda de otra persona, que no podrá contribuir al bienestar familiar, etc. Este impacto se manifiesta de forma más importante si la enfermedad se agudiza, empeora o si se presentan momentos de crisis”, apunta Escobar.
Además, cabe señalar que “en estos tiempos en los que todo el mundo habla de derechos e igualdad, ser económicamente activo y tener un trabajo remunerado para las personas con enfermedades crónicas da un sentido positivo de pertenencia a la sociedad y, por lo tanto, se sienten valoradas y acaba con el sentimiento de fracaso” declara Gertrude.
La promoción de la salud en el entorno laboral
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la salud, la seguridad y el bienestar de los trabajadores es de gran importancia para los propios trabajadores y sus familias, y también para la productividad, la competitividad y la sostenibilidad de las empresas. En este sentido, es necesario que sociedad, empresas/empleadores y trabajadores aúnen esfuerzos para incorporar acciones específicas que protejan a las personas que tienen una enfermedad crónica. Abordar las enfermedades crónicas en el lugar de trabajo conducirá a un crecimiento económico más fuerte, un empleo más rentable, una menor dependencia de las prestaciones estatales, menos demandas en los sistemas de salud y mayor productividad.
El trabajo es el lugar donde las personas pasan gran parte de su tiempo por ello, “empresas, empleadores y trabajadores deben buscar la mejor forma de que las personas con
enfermedades crónicas puedan conseguir un puesto de trabajo de manera saludable, contemplando sus necesidades una plena inclusión laboral, favoreciendo el cuidado y la salud de todos y promoviendo empresas más saludables e inclusivas”, destacan ambas organizaciones.
Hasta la fecha se han diseñado diversidad de recursos y herramientas dirigidas a las empresas y responsables de los centros de trabajo para contribuir a la promoción y mejora de la salud en los entornos de trabajo, así como a la prevención de enfermedades derivadas de la actividad laboral. “Estas herramientas son fundamentales para garantizar que las personas que presentan condiciones crónicas de salud puedan mantener su empleo en igualdad de condiciones o acceso a nuevos puestos en entornos libres de obstáculos que pudieran propiciar el abandono o pérdida del empleo”, concluyen la POP y MHN.
Por último, tanto la POP como MHN subrayan que las organizaciones de pacientes son un agente social y comunitario esencial en esta sociedad que trabajan para acompañar a las personas con enfermedad desde el diagnóstico y en todo su proceso de vida. Esto implica desarrollar acciones que cubran el conjunto de necesidades y que complementen la atención recibida por los sistemas públicos.