PRESIDENTE DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS, ADRIÁN BARBÓN
Mensaje de Fin de Año
Me permito acompañaros de nuevo en la bienvenida al nuevo año. Perdonad que me entrometa en vuestros hogares, que os distraiga unos minutos en estos días entrañables para transmitiros la felicitación, los mejores deseos y la solidaridad del Gobierno del Principado. Ese es el humilde y auténtico valor de estas palabras.
Es la cuarta ocasión que tengo el honor de pronunciar este mensaje. Sabéis que dentro de pocos meses, a finales de mayo, volveréis a ser convocados para elegir a vuestros alcaldes y alcaldesas y al presidente del Principado.
No falta ni medio año para esa cita. Será inevitable que a partir de las próximas semanas todas las fuerzas políticas vayan aprestándose para afrontar los comicios. No obstante, el Gobierno del Principado tiene otra prioridad, a la que atará su rumbo hasta el último minuto de la legislatura: defender los intereses de Asturias. En ese objetivo vamos a invertir nuestras fuerzas y nuestro talento, sin dejar que nos distraigan las ansias por adelantar la campaña.
Hace apenas unas horas, la Junta General refrendó el presupuesto de 2023: casi 6.000 millones, la mayor cuantía de la historia, que se dedicarán a mejorar la sanidad, la educación y los servicios sociales y dinamizar la economía, y que incluyen el mayor despliegue de ayudas y deducciones fiscales jamás aplicado para afrontar el reto demográfico y apoyar a quienes más lo necesitan.
Estas cuentas tienen una especial importancia. Es el cuarto presupuesto consecutivo aprobado este mandato, una circunstancia que no se repetía desde hace muchos años. Supone, por tanto, una contundente prueba de estabilidad, una condición muy necesaria en la situación de incertidumbre internacional que sufrimos. Una estabilidad edificada sobre los cimientos de la responsabilidad y el diálogo permanente por parte del Gobierno del Principado. Por eso quiero dar públicamente las gracias a quienes en este contexto, con una guerra ensangrentando el Este de Europa, la energía encarecida y la inflación en niveles desconocidos en décadas, han sido capaces de superar sus afanes partidistas para ponerse del lado del bien de Asturias.
La relevancia no acaba ahí. Antes aludía a las medidas que comprende para encarar el desafío demográfico. Me refiero, por ejemplo, a la elevación de las ayudas a la natalidad, que alcanzarán los 2.200 euros en los concejos rurales en riesgo de despoblación, o a la concesión, pionera, de 1.500 euros para las familias con menores de cuatro años cuando no haya escuelas infantiles en sus municipios o, de haberlas, carezcan de plazas suficientes. O, por seguir añadiendo muestras, la aplicación de deducciones de 300 euros por hijos menores de 25 años, una cantidad que llegará a 1.000 euros para jóvenes emancipados.
Todo esto, como la extensión de la cobertura energética a 30.000 familias más, tiene un nombre: se llama la vía fiscal asturiana. Como los tributos están siempre en el eje del debate político, conviene hablar con claridad. El presupuesto de 2023 no incluirá ventajas para ricos, rebajas generalizadas de impuestos ni tampoco una deflactación que acabaría favoreciendo a las rentas más altas. Beneficiarán a la gran mayoría social y, sobre todo, a quienes menos tienen. Sin justicia fiscal tampoco es posible la justicia social.
Sólo la puesta en marcha de todas esas iniciativas, de las que apenas he hecho un esbozo, justificaría la dedicación absoluta del gobierno. Pero tenemos bastantes más labores urgentes, como la aprobación de leyes para continuar avanzando en la mejora de la Administración y la poda de los excesos administrativos, dos objetivos en los que nos hemos empeñado. Somos un gobierno en guerra abierta con la burocracia.
Son tareas que no admiten demora. Tampoco podemos permitirnos aflojar la presión sobre el Gobierno de España para conseguir que las autoridades europeas autoricen cuanto antes los recursos necesarios para poner en marcha el plan de descarbonización de Arcelor, el auténtico seguro de supervivencia de la gran empresa siderúrgica y, con ella, de la industria asturiana.
Es ese mismo afán, la transformación de nuestra comunidad autónoma, el que nos lleva a estar siempre con la vista alzada hacia el horizonte, pendientes de ganar el futuro. Por ello, cuando está a la vuelta de la esquina la apertura de la variante de Pajares, una obra colosal de ingeniería que nos conectará con la alta velocidad ferroviaria, vamos a echar el resto para aprovechar su enorme potencial turístico, industrial y logístico.
Con su estreno debemos dejar atrás, como un mal recuerdo, el tópico de la Asturias incomunicada, aislada por su imponente geografía. La mayor oferta de vuelos de la historia de nuestro aeropuerto, la prolongación de la tarifa plana ConeCTAS, que permite viajar sin límite en transporte público por 30 euros al mes, las mejoras en la red de cercanías y la apuesta por el corredor atlántico conforman, con otras obras, una realidad muy distinta. Sus rasgos son la mejora continua de la malla de autovías y carreteras, con especial atención al medio rural y las alas de la región, la superación de retrasos sedimentados durante décadas y la apuesta por esa obligación con el planeta que se llama movilidad sostenible.
Con tanto por facer nun plazu tan curtiu, el Gobiernu del Principáu nun tien vagar pa entretenese con artificios electorales. Agora mesmo hai que siguir axuntando tolos brazos pa emburriar les fuercies del cambiu, ente les que sobresal el caudal de recursos europeos. Asturies ta destacando ente les comunidaes con más grau d’execución de los fondos Next Generation, y esa dilixencia, esa bona xestión reconocida por otres alministraciones, tien que siguir ensin baxar el ritmu a lo llargo del 2023, haya o non ente medies una convocatoria a les urnes. Gracies a esos fondos vamos poder garantizar l’éxitu de la transición ecolóxica y dixital y fortalecer la medría d’esi texíu empresarial nuevo que yá s’esparde per tol Principáu basao na ciencia, na investigación y nel avance tecnolóxicu.
Colos recursos europeos vamos poder catalizar el desenvolvimientu del mediu rural y de la industria agroalimentaria, llamada a ser –y en realidá yá lo ye- ún de los pegollos de la nuestra economía.
No me alargaré en más ejemplos. Esos son algunos de los caminos que debemos recorrer a marchas forzadas el próximo año para continuar construyendo la mejor Asturias. Por ese porvenir llevamos trabajando cada día desde 2019 de la mano del empresariado y los sindicatos, con las puertas francas del gobierno a todos los alcaldes y alcaldesas, a las cámaras de comercio, a la Universidad, a toda la sociedad civil. Este gobierno siempre tendrá sitio y tiempo para quienes empujen a favor de Asturias.
No ha sido sencillo. Estos tres años largos hemos sufrido el cruento daño de la pandemia, el encarecimiento de los materiales y el alza de la inflación disparada por la invasión rusa de Ucrania. Nadie exagera al afirmar que ha sido el período más difícil de nuestra historia autonómica, peor incluso que los tiempos turbulentos de la reconversión industrial.
Y, sin embargo, juntos, con unión y entendimiento, hemos conseguido grandes logros. La respuesta asturiana a la crisis sanitaria se convirtió en un ejemplo estatal. Pese a la epidemia, el Principado ha ganado en peso y prestigio turístico como destino de calidad, hasta el punto de batir sus propios récords de visitantes. La brecha digital, que tanto limitaba la iniciativa emprendedora en el medio rural, está reduciéndose al mínimo. Hemos sido capaces de estabilizar la financiación de la Universidad, de extender la red de escuelas infantiles, de ampliar la oferta de FP, de acabar con la lista de espera en la dependencia, de iniciar equipamientos tan necesarios como la ampliación del hospital de Cabueñes o de multiplicar el número de centros de I+D+i. Hoy, en fin, hay menos paro y más empleo que en 2019.
Es comprensible que todo esto parezca insuficiente. A mí también, y por esa razón soy el primero que reconoce que debemos darnos prisa para rebajar las listas de espera sanitarias o reforzar la atención a la juventud para retener y recuperar su inmenso talento, para que la emigración no sea en caso alguno un destino obligado para encontrar un puesto de trabajo digno. Tenemos una gran deuda con nuestros jóvenes que merecen más y mejores oportunidades vitales y laborales.
Pro, anque soi sabedor de todas as llagúas, deixádeme qu’amostre tamén dalgúa satisfacción. Nesta llexislatura demos conseguido –volvo alló, con diálogo y consenso- dous obxetivos de primeiro orde: a recuperación del autoestima d’Asturias, ese arguyo de pertenencia tan necesario pra esfoutarse nas nosas posibilidades y desterrar el medo al cambio. El respeto á nosa historia y á nosa cultura, incluído ese patrimonio insustituíble que son as nosas propias llinguas, forma parte d’ese exercicio d’afirmación colectiva. Hoi os asturianos y asturianas saben qu’a modernización da súa terra nun é un imposible, senón que ta al alcance das súas maos, qu’el Principao ta en condicióis de poñerse á vanguardia da revolución industrial imparable que vive Europa.
He elegido el Museo de la Minería, aquí, en L'Entregu/El Entrego, para expresar este mensaje. Ha sido una decisión pensada a conciencia, como otras ocasiones fueron Oviedo, Gijón o Avilés, porque si algún territorio necesita tener razones para volver a confiar en el futuro son las cuencas mineras del Nalón, del Caudal y del Suroccidente. La minería ha terminado, pero no su cultura ni las posibilidades de crecimiento económico de la mano de nuevos proyectos como los que ya está liderando Hunosa, las restauraciones iniciadas en Ibias, Tineo y Degaña o las iniciativas que impulsarán en breve los fondos de transición justa.
Los principios de año siempre llegan cargados de ilusiones y esperanzas. Así debe seguir siendo. Para mi gobierno, también comienza repleto de tareas, de trabajos que nos apremian para seguir construyendo la mejor Asturias. Esa Asturias próspera, con igualdad plena entre hombres y mujeres, respetuosa con la diversidad sexual y orgullosa de su identidad que estamos labrando día a día. Esa es la patria moderna, acogedora, de puertas y ventanas abiertas, que hoy saluda y felicita a quienes, sea por la razón que sea, se ven obligados a vivir estas fechas lejos de su tierra.
Para todos los asturianos y asturianas, para todas las personas que están fuera pero cuyo corazón late con emoción al escuchar el nombre de Asturias, en nombre de nuestro pueblo y con el inmenso honor de serviros desde la Presidencia del Principado, os deseo, de corazón, a vosotros y a vuestras familias un feliz año nuevo. ¡Feliz 2023!