Los españoles engordarán entre uno y dos kilos durante las NavidadesNutritienda.com ofrece unos consejos para cuidar la dieta sin renunciar a disfrutar de las comidas navideñas
Resulta fácil predecir que se comerán alimentos fuera de lo común y en mayor cantidad, con lo cual es importante programar más tiempo de ejercicio en este periodo. Por ejemplo, además de las actividades habituales, antes de la cena de Nochebuena, quedar para una caminata; después de la comida de Año Nuevo, salir a dar un largo paseo; en el día de Nochevieja, bailar hasta la extenuación... Y sobre todo, debemos tener presente que 20 minutos de ejercicio siempre son mejor que nada. Dejar de comer porque prevemos una gran cena es un error. Eso hará que aumente la sensación de hambre y se cometan excesos, por no hablar de que sentirse hambriento durante el día no es saludable ni energizante. Hay que seguir con el plan habitual de desayuno, comida, cena y, si hay costumbre, también merienda. Tener una regularidad en las ingestas diarias garantiza que los niveles de azúcar en sangre son estables. No debería romperse ese patrón, que es bueno para el organismo. Pero si no está en la mano de uno establecer las horas de comida o cena en las celebraciones, conviene tomar algo en los momentos acostumbrados: una tostada integral con pavo o queso, un huevo duro, una fruta..., incluso aunque sea una hora antes de sentarse con la familia; de este modo, comeremos menos y no llegaremos a la mesa con un hambre voraz. Está demostrado que las personas que duermen poco o mal tienden a comer más. Si se ha trasnochado o existe posibilidad de acostarse muy tarde, es buena idea echarse una pequeña siesta. No hay que compensar saltándose comidas, es decir, si se prevé una cena copiosa, el resto de comidas del día deben seguir con normalidad y basarse en platos saludables, sin exceso de grasas ni calorías, con fibra, proteínas y grasas saludables como el aguacate, el salmón o las nueces. En los días de celebraciones, no se debe olvidar la recomendación de tomar cinco piezas o raciones de fruta y verdura al día. Si tomamos mucha carne en las comidas o cenas, hay que tratar de combinarlos con vegetales para aumentar la sensación de saciedad y en el resto de días tomar legumbres y pescado. También hay que tratar de dejar los dulces para los días señalados y, mejor, olvidemos el alcohol. En cualquier reunión suele haber ensaladas, marisco cocido, carnes o pescados al horno... de manera que es posible elegir entre los platos saludables y evitar los más grasos o las salsas. Si se desea probar algo poco conveniente, que sea eso, solo probar. Igual que hay que contar hasta 10 antes de enfadarse, en las comidas familiares conviene ir lentos: se tardan unos 20 minutos hasta que el cerebro registra que el estómago está lleno. Si comemos despacio, saboreando bien la comida, la disfrutaremos más y seguramente no nos acabemos el segundo plato y el postre. En algunas celebraciones familiares se pide a los comensales que lleven algo de comer. Elijamos una estupenda lasaña de espinacas, unos espárragos... o cualquier alimento saludable. El alcohol, además de que acabará con nuestros buenos propósitos de contención en la comida, se suma a las calorías y los azúcares, y, además, abre el apetito. Si comemos o cenamos con vino o cava, hay que tener siempre a mano una copa de agua para alternar entre unos tragos y otros; el agua, con gas o sin ella, con una rodajita de limón si gusta, es la mejor compañía de una buena celebración. Los refrescos de cola y los zumos azucarados no son los más saludables. Son la estrella de estas fiestas: turrones, polvorones, bombones... tienen demasiadas calorías concentradas. Hay que intentar no excederse y servir frutas atractivas y nueces junto con tanto azúcar dañino. Una infusión es una buena forma de acabar el festín. Si la fiesta es en el propio hogar, es importante calcular bien para que no sobre tanto, y si siguen quedando cosas, se puede regalar a los invitados las sobras de dulces y alimentos que puedan engordar más. Si no los tenemos en casa, evitaremos las tentaciones. Es normal que durante diciembre y principio de enero se descuiden algo más los hábitos alimenticios que solemos tener, pero, no hay que olvidar que las celebraciones son solo cinco días, no un mes. No hay que obsesionarse con el peso, también hay que saber disfrutar en estas fechas señaladas mediante un término medio y no abandonar todas los hábitos relacionados con la alimentación y el deporte. |