La media de las pensiones por jubilación en agosto de 2022 es de 1.255 euros. Pero pasar a tener una paga mensual, aunque sea baja, es lo más valorado, sobre todo por aquellos que han tenido una vida de incertidumbre como autónomos sin vacaciones pagadas, con el implacable vencimiento de su cuota a la Seguridad Social y sin pagas extras. Existen multitud de descuentos para jubilados en transportes, viajes, cines, teatros, museos, para hacer deporte o incluso para estudiar No estar obligado a fichar, no angustiarse por agotar todos los días de vacaciones antes de que acabe el año y disfrutar de libertad horaria son los principales atractivos de la jubilación. A menudo, durante la vida laboral y el cuidado de los hijos, aparcamos las aficiones que nos gustaría haber desarrollado: aprender a jugar al tenis, estudiar historia, organizar nuestro archivo fotográfico... Las parejas que han echado de menos disfrutar de sus hobbies o actividades pueden ahora tener tiempo para estar juntos, para ver a los hijos o pasar más tiempo con los nietos. Mucha gente reside en una ciudad por motivos familiares, pero en cuanto puede está deseando irse al campo, a un pueblecito o a la playa. Al jubilarse uno puede cambiar de residencia y buscar ese lugar con el que ha estado soñando años, o incluso irse a otro país, ya que la pensión se sigue cobrando aunque vivamos en el extranjero. Otra de las ventajas es que se acabó el tener que ir de vacaciones cuando todo el mundo hace lo mismo, ya no es necesario ir a la playa en agosto cuando todo está lleno y además, los precios son más caros. Cuando uno está jubilado se puede viajar en cualquier época del año a cualquier sitio, y además, con mejores precios y descuentos por serlo. Cuando uno se jubila su estado de salud mejora, además de disminuir el estrés y la depresión, el estilo de vida pasa a ser más saludable y, al tener más tiempo libre, es más fácil hacer ejercicio regularmente. Además, la oferta de servicios de salud y bienestar orientada a las personas mayores es muy amplia, además de tener numerosos descuentos y bonificaciones en instalaciones deportivas. Es el principal problema al que todo el mundo se refiere: hay temor a no poder adaptarse a una reducción de ingresos, a un menor poder adquisitivo. Da igual que los compañeros nos hagan la fiesta de despedida más sonada de la historia, al cabo de poco tiempo nos habrán olvidado y cada vez las citas y las llamadas serán más espaciadas. La mayoría de las relaciones sociales suelen nacer del ámbito profesional, y es casi seguro que se irán distanciando. Cuando se está en activo es posible tener ciertas ventajas y prestigio por ser médico, periodista, profesor... Después, aunque el pasado haya sido glorioso, uno se convierte en jubilado. Para muchas personas la jubilación se convierte en un tormento porque pasan a estar disponibles para la familia y esta no siempre respeta su libertad ni sus gustos. Si no se gestiona bien, puede suponer una fuente de conflicto en la familia: convertirse en un abuelo canguro no es lo mismo que echar una mano a los hijos. Hay personas que se han involucrado tanto en su trabajo, o que han hecho de él su total forma de vida, que cuando dejan de trabajar no saben qué hacer y acaban por no saber gestionar su tiempo libre. Al jubilarse, se incurre también en prácticas poco recomendables, principalmente el sedentarismo, además de comer más y a deshoras también puede provocar síntomas depresivos acompañados de una mayor ingesta de alcohol y tabaco. |